IN MEMORIAM : Carmelo Arden Quin
La muerte del maestro Carmelo Arden Quin es una gran pérdida para el arte latinoamericano y sobre todo para la difusión del mismo en Europa. Precursor y actor indiscutido de la vanguardia geométrico-constructiva rioplatense, Arden Quin Rivera, Uruguay, 1913 fue ciertamente uno de los grandes pintores contemporáneos cuya trayectoria, de una riqueza sor- prendente, aportó un cúmulo de innovaciones en el dominio de la abstracción geométrica defendiendo una total libertad tanto en el material como en la técnica.
Recuerdo con gran emoción mi primer encuentro con el maestro, hacen ya dos décadas, una noche primaveral en el sur de Francia en casa de mi suegro, el poeta Yvan Avena, quien lo conocía desde los años 50. El timbre suena, una parálisis invade mi cuerpo, en segundos desfila todo lo que podía recordar sobre Arden Quin y Madi, imágenes y palabras se entrelazan: Materialismo dialéctico, inventar, marco recortado, forme galbée, coplanales... su figura que nos remite al cofundador del movimiento Madí 1946, principal creador e inspirador constante. Su amistad con su vecino, el escritor catalán José Sanz lo lleva a descubrir el cubismo, cuyas enseñanzas se reflejan en sus cuadros fechados entre 1934-35, la publicación en 1944 del único número de Arturo. En 1948, luego de la escisión Madí, fue el principal artífice en Europa del Movimiento Madí Internacional, con sede en París, siendo el eje alrededor del cual giran todas las intenciones creativas y expositivas. En 1950, su etapa de la Plástica blanca, influenciado por las teorías estéticas de Georges Vantongerloo y Michel Seuphor, a quienes frecuenta asiduamente. Pero, ¿que voy a decirle? Quizás deba comenzar la historia comentando que mi admiración remonta a mi época de estudiante de historia del arte en Argentina, cuando escuché por primera vez que en los años 40 un intrépido grupo de jóvenes artistas emprendedores, como respuesta a la situación artística empobrecida del país y con la intención de realizar una total renovación de las artes plásticas crean Madi “... al crear la forma, Madi abrió para la plástica una libertad absoluta. Alcanzar el movimiento perpetuo a través de la utilización de colores simples, estructuras poligonales y espacios vacíos. Madi no se contenta con las formas inmóviles y los espacios cerrados, en su concepto no hay ni interior ni exterior, rechaza toda idea de delimitación, es una revisión de la plástica en general...” Finalmente, a pesar de la emoción que experimenté frente a su figura, de físico impresionante, con una opulenta cabellera blanca y mirada intensa, todo fue más sencillo de lo imaginado. Recuerdo que conversamos detenidamente de su trayectoria, de Madi, su poesía; un intercambio muy fructuoso, comienzo de una larga amistad, gracias a su inherente generosidad.
Sin saltos ni rupturas aparentes, sus obras siguieron con absoluta coherencia su pensamiento, un arte no figurativo de base geométrica que surgió con la intención de otorgarle a la abstracción una nueva forma, un desarrollo menos rígido que el arte concreto y con una visión más lírica. Siendo Joaquín Torres García con sus juguetes articulados, compuestos a partir de piezas intercambiables y sus alcances teóricos y formales los que incidieron de manera clave en la teoría estética y la práctica artística de Arden Quin.
Su itinerario, difícil de circunscribir, es consecuencia de su talento múltiple, sobre todo porque no dejó de evolucionar e investigar a través de sus creaciones. En sus obras más recientes el principio de poligonalidad abierta continuó siendo uno de los pilares básicos de su producción artística y es evidente la capacidad que tenía para apropiarse de los recursos estéticos y tecnológicos necesarios; a fin de poder articular y poner en práctica sus ideas y su manejo de técnicas. Tal concepto se nutrió con la incorporación de nuevos materiales, metal, plexiglás, plástico transparente, botones y capuchones cromados, pequeñas esferas de cristal coloreado, aluminio, junto a inéditas texturas visuales, de apariencia lustrosa y acerada.
Arden Quin subsistirá como uno de los referente más importante del arte latinoamericano y de la historia del arte rioplatense. Su temperamento, su carácter determinado, su convicción política en 1936 luchó contra el fascismo español y se convirtió en miembro de la Brigada Internacional de Montevideo. En ese mismo año logra exponer por primera vez sus trabajos en la Casa de España, en el marco de una manifestación de solidaridad con la República Española y la defensa intransigente, y a veces agresiva, que siempre hizo de su ideología e ideas, lo convirtieron en un personaje notable y controvertido en el arte y las letras. No obstante, su pasión, trabajo y entrega por el arte han sido siempre de unánime admiración.
Su herencia es evidente. En medio siglo de existencia, Madí llega no solamente a subsistir, sino que se divulga y se renueva constantemente, “...porque el Madí de hoy no es el Madí de los años 50, como el de los años 50 no es el Madí primitivo, el Madí actual integra la técnica moderna, la luz, el aluminio, el plástico. Madí trabaja sin límites, como los ángulos, los números, que son sin límites; en un cuadro hay cantidad de ángulos que per- miten una libertad de creación absoluta. Lo que siempre pido a los críticos e historiadores es que cuando se refieran a Madí acentúen sobre su origen que es “la geometría”, el origen no es Arden Quin, el origen de Madí es la geometría, porque lo que yo hago no lo hago sin la geometría. Para mí personalmente es una alegría inmensa afirmar la geometría en el arte, lo que propone Madi, es un arte esencialmente geométrico, es un movimiento libre donde la única exigencia para participar es el vínculo y afecto a las formas geométricas y a la idea de la poligonalidad, lo que por otra parte abre el camino a la imaginación... ”
Carmelo Arden Quin no fue sólo artista plástico, sino que fue también un inmenso poeta de lengua francesa e intelectual notable. Pionero del antiacademicismo, escribió manifiestos, creó revistas de vanguardia como Sinesis, Arturo, El Universario y Ailleurs. Testigo y protagonista de grandes acontecimientos de la plástica del siglo XX, militó enfáticamente en el contexto de una modernidad utópica. Las personalidades de la vida plástica e intelectual de Francia y América Latina, así como sus amigos, lo recordaremos como un personaje legendario, que brillará por su gran generosidad, humildad, inteligencia y humanidad.