In fraganti. Fotografía y pintura. ArtexArte. Buenos Aires
Arte x Arte estrena su nueva etapa como fundación con una excepcional muestra que investiga los cruces entre pintura y fotografía.
En 2008, la decisión del jurado, integrado también por quien escribe, de otorgar el primer premio del Salón de Julio de Pintura Fundación de Guayaquil a la fotografía Los que se fueron provocó bastante alboroto. Formado también como pintor, el artista ecuatoriano Geovany Verdezoto retrata en un tríptico a emigrantes ecuatorianos en Roma. El diálogo de su obra con la pintura era evidente, por el “acercamiento compositivo a sus cánones”, por utilizar a modo de brocha las imágenes fotográficas con subsiguientes tratamientos digitales. Precisamente, la muestra In fraganti. Fotografía y pintura en el arte argentino contemporáneo examina esas intersecciones, que celebran y, a la vez, satirizan los lazos y la disociación entre ambas prácticas artísticas. Tras una idea de Eduardo Médici, director artístico de ArtexArte, Valeria González se dedicó a explorar los cruces entre fotografía y pintura.
En efecto, la tendencia a “hacer” la fotografía tiene un inusitado protagonismo, es lo que lo que se suele llamar “photographie plasticienne”, o fotografía plástica. Muy utilizado por artistas, es el género fotográfico que atraviesa las artes visuales e interviene en la evolución generalizada de las diferentes prácticas. De todos modos la manipulación de la fotografía y su encuentro con la pintura no es nada nuevo. A fines del siglo XIX apareció la llamada fotografía pictorialista, que a través de técnicas especiales y efectos del laboratorio, pretendía que la imagen fotográfica se asemeje a la pintura y así obtener estatuto de Arte. De hecho, los retoques eran habituales desde los albores de esta disciplina, tanto como las fotografías escenificadas. Incluso, como se puede ver en la sección sobre el taller de Annemarie Heinrich, en su muestra del MUNTREF, las intervenciones ya en los años cuarenta con óleos y pinceles especiales servían, entre otras cosas, para “mejorar” las imperfecciones de la piel.
La conversación que una y otra disciplina sostienen desde hace rato se hace aún más patente en la obra de Marcos López. En un giro en su trayectoria, desde hace unos años el reconocido fotógrafo imprime sus fotografías en diversos suportes y las interviene con pintura; aquí utilizó una foto propia sobre afiche de una muestra del gran fotógrafo estadounidense Ansel Adams.
En algunas imágenes, sobre todo en las que fueron “armadas” por los artistas, la reverberación del pasado en obras de arte contemporáneo es un resultado intencional. Ejemplo de ello es La dama de RES (en colaboración con Constanza Piaggio). En esta imagen de su serie Conatus, RES alteró referencias y detalles de la pintura de Leonardo Da Vinci, La dama de armiño (1488-1490). Pero, en lugar del blanco armiño del original la dama (que aquí parece tener seis dedos en una de sus manos) sostiene la cabeza de un cerdo.
Entre las obras de cuarenta artistas, se destacan Juan Becú, Max Gómez Canle, Silvia Gurfein, Esteban Pastorino y Martín Weber. También Jorge Roiger con fotografías que remiten a pinturas informalistas, y Oscar Pintor con Cuadro y planta, notable composición en blanco y negro que sintetiza la propuesta curatorial.