Iván Navarro
Frost Art Museum, Miami
Al asomarnos a la muestra Fluorescent Sculptures (Esculturas Fluorescentes) del artista chileno Iván Navarro (1972), es inevitable que la primera referencia sea la obra de Dan Flavin (1933- 1996), ya que éste fue el artista que comenzó a utilizar los tubos de neón como material principal en su obra.
Pero además de las obvias diferencias formales con la obra de Flavin, Navarro está interesado en transmitir mensajes de corte social. Como parte de una generación que nació y creció en un lugar y un momento tan específico como fue Chile en la década del setenta, es inevitable que su arte, aunque de una forma sutil y refinada, esté cargado de referencias políticas y sociales.
La exhibición constaba de un total de veinte piezas; de éstas, catorce eran obras de pared, tres esculturas y tres videos. Las obras de pared pertenecían a la serie Nowhere Man (Hombre de ningún lugar), título que Navarro tomó de una famosa canción de los Beatles. Iconográficamente, los ‘hombrecillos’ de la pieza están basados en los famosos pictogramas que Otl Aicher creó para los Juegos Olímpicos de Munich en 1972. Navarro se apropia de las formas simples pero efectivas del diseño original y crea estas dinámicas figuras que simulan diferentes deportistas en plena acción. El artista usa estas representaciones esquemáticas en un blanco genérico para hablar del hombre común, desorientado y falto de un propósito en la vida.
Quizás la pieza más llamativa de la muestra es Red and Blue Electric Chair (Silla e l éctrica roja y azul), estratégicamente emplazada en el centro de la sala de exhibición. Basada en la icónica silla diseñada en 1918 por Gerrit Rietfeld, la de Navarro supera las fronteras del diseño puro para convertirse en un objeto de agudo contenido conceptual. La escultura encarna la dicotomía entre la fragilidad, implícita en el material utilizado (tubos fluorescentes), y la peligrosidad que contiene la electricidad que alimenta la luz y que potencialmente puede matar. El aparente absurdo de hacer una silla, que es un objeto primordialmente funcional concebido para sentarse, de un material tan frágil como el cristal de los tubos, genera una contradicción. Esta idea fue explorada con mayor profundidad por el artista en una pieza similar que hiciera antes: ‘ You Sit, You Die’ (Te sientas, te mueres), en la que además incluía nombres de personas ejecutadas por medio de este método. Según el artista, esta era su versión de una silla eléctrica.
La carrera de Navarro ha sido muy exitosa hasta el momento. Además de numerosas muestras en instituciones alrededor del mundo, en 2009 representó a Chile en la 53a Bienal de Venecia.
Navarro es un artista que ha escogido su camino muy conscientemente. En un momento en el que prima en el mundo la fascinación por todas las ventajas y posibilidades que la tecnología actual ofrece, él ha preferido continuar utilizando lo que puede considerarse como un elemento casi arcaico: tubos fluorescentes. Así, ha optado por la pureza y simpleza del neón para crear una obra que se aparta de la asepsia minimalista, para extender una pregunta sobre la naturaleza del ser humano de nuestro tiempo.