Jaildo Marinho: Cristalização. Museu de Arte Moderna (MAM). Rio de Janeiro, Brasil
Marinho esculpe, moldea, para buscar no sólo la forma que surge entre sus manos sino el vacío que va quedando, eso que no vemos tan fácilmente, pero que es tan real como lo que sí vemos, tan parte de su obra.
En “Cristalização”, su reciente exposición en el MAM de Rio de Janeiro, Jaildo Marinho continúa con su búsqueda auténtica y contrariamente a la creencia de Winckelmann, para quien la perfección de la estatuaria griega clásica residía en la ausencia de color, Marinho no rechaza la brillantez cromática. Su obra aporta una nueva visión, un nuevo enfoque del color, y para ello funda su trabajo en la relación: color-espacio; color que se manifiesta como un rico adjetivo donde saltan a la vista sus rojos y amarillos que le dan un toque personal.
Primeramente lo que impresiona y destaca es su instalación central, “Cristalização” cuya fuerza es tal que obnubila al espectador. Emblema de la exposición, la obra funciona en su totalidad a la manera de una estructura cristalina, reproduciendo en la escala del museo el largo proceso a través del cual se elabora el mundo mineral, mediante reducciones y simetrías. Un conjunto de esculturas denominadas Palette y objetos bidimensionales completan la exposición.
Concebidas como una serie y desplegadas sobre las paredes del museo, Marinho confiere a sus pinturas-objetos una forma de “marco” capaz de configurar espacios tridimensionales neoconcretos, por los huecos creados. De este modo da al conjunto un emblema que se repite al infinito, revelando el esquema general a partir del cual toda la exposición es construida. El empleo del vacío como elemento de significación es en su planteamiento lo mas valioso de su obra. Las paredes en blanco, así como los espacios que éstas propician entre las obras, convierten al recorrido en una suerte de evidencia dinámica de la repetición.
Por otro lado el artista propone una serie de esculturas que llevan el título de Palette. La relación habitual entre la escultura y su base, concebida como elemento de unión destinada a situar la escultura en el espacio, es cuestionada aquí por el uso del mármol en la fabricación del más común de los soportes: una paleta de transporte. La nobleza del mármol contradice aquí, la trivialidad del objeto emblemático del mundo de la logística. La relación de la escultura con su base crea así una tensión que hace más compleja la dimensión simbólica del objeto.
Al colocar su exposición bajo el emblema de la cristalización, Marinho se impone a si mismo - e impone al espectador - la evidencia dinámica de la repetición. Cada una de las superficies funcionan como un espejo que reflejan el lugar de la exposición como pura estructura repetitiva. Al reanudar con la terminología específica de los cristalógrafos, sería posible afirmar que la exposición funciona como una macla. Un conglomerado de cristales que construyen una riqueza de simetrías infinitamente complejas, en torno a los que se organizan esos juegos de espejo y esas simetrías.
Heredero del arte concreto de los años treinta, y de la influencia de este movimiento que se ilustra en los años cincuenta en la obra de Helio Oiticica, Amilcar de Castro y muchos otros; Jaildo Marinho registra hoy su trabajo en esta línea, en particular unido a la función del vacío en el objeto y el espacio escultural. Marinho esculpe, moldea, para buscar no sólo la forma que surge entre sus manos sino el vacío que va quedando, eso que no vemos tan fácilmente, pero que es tan real como lo que sí vemos, tan parte de su obra.
La muestra continuará posteriormente en la Pinakotheke Cultural, Sao Paulo y en Multiarte, Fortaleza.