Johanna Unzueta
Die Ecke Arte Contemporáneo. Santiago de Chile
Hay cierto arte “neoconceptual” en Chile que logra reconectar discurso y experiencia estética a través de la manualidad y de una objetualidad cotidiana, acercando la obra al público.
El trabajo de Johanna Unzueta (1976) en Die Ecke sintoniza con ese registro. La artista residente en Nueva York es de los nuevos nombres que logra notoriedad internacional. Su propuesta generalmente juega con los espacios expositivos, imitando estructuras arquitectónicas con materiales como telas y fieltros, rondando entre la escultura y el site-specific. Prados de nieve se erige como una reconstitución de escena de algo así como un campamento abandonado, donde pieza central es una carpacasa “habitable”, armada con una tela donde lucen alas de insectos bordados. Fuera de ella, fardos de paja; una escalera apoyada al muro y sostenida al suelo sobre un montón de cáscaras de nueces; dibujos con más alas de insectos, y por supuesto objetos y cañerías de fieltro natural cosido a mano, mantienen una tona- lidad neutra entre ocres, beiges y blancos, que sintoniza con la claridad de la sala. Es una experiencia entre lo frágil, lo invisible y la ausencia; el cuerpo recorre y luego se va. Los objetos de este asentamiento quedan como vestigios de gran pulcritud y limpieza visual, con referencias comunes, pero perplejas ante la falta de naturalidad. El carácter tecnológico es tensionado por la calidez de los materiales y la intervención manual. Arquitectura y cuerpo se intersectan en un raro estado intermedio: en el objeto cotidiano manipulado por juegos de escala y el quiebre de la materialidad; también por la mudez de este paisaje donde lo humano se remite a una huella.