Jonathas de Andrade
Las microhistorias
Para uno de sus trabajos más recientes, titulado O levante (El levante/El levantamiento), 2012, cuyo material en bruto está aún en proceso de ser estructurado para darle un formato definitivo, Jonathas de Andrade organizó la 1a Carrera de Carros en el centro de la ciudad de Recife, donde vive.
Según explica el propio artista, la circulación de animales de campo está prohibida en la ciudad y por lo tanto, la presencia de los carreteros en el día a día es apenas tolerada “en la marginalidad y bajo cierto pacto de cinismo”. Como la carrera no podía ser autorizada, el artista sólo consiguió el permiso para llevarla a cabo argumentando que se trataba de la puesta en escena para un film, lo que en cierto modo es una descripción correcta, teniendo en cuenta que Andrade filmó el evento y va a utilizar ese material para crear una videoinstalación. Por otra parte, la filmación y la obra derivada de ella son, evidentemente, elementos secundarios de la acción: lo que importa, para el artista, es que los caballos y los carreteros pudieran, por un día, rasgar el velo de hipocresía que los relega a la invisibilidad y reclamar la ciudad. La existencia de dos versiones posibles y plausibles para una única situación es recurrente, o hasta fundamental, en el conjunto de la obra de Jonathas de Andrade. De hecho, en la mayoría de sus obras las lecturas posibles se confunden, y resulta casi imposible definir cuál es la postura del artista, quien por su parte parece esforzarse por alimentar esa dificultad para clasificarlo. En Amor e felicidade no casamento (Amor y felicidad en el matrimonio), 2007, que puede ser considerada su primera obra representativa, fotografías de una joven pareja (exhibidas y tratadas de modo de alimentar la duda con respecto a las circunstancias y a la época en que fueron tomadas) se yuxtaponen a páginas del libro homónimo, escrito en la década de 1960 por el psiquiatra alemán Fritz Kahn, con el objetivo de ayudar a las parejas a construir una vida compartida repleta de felicidad, a través de preceptos e instrucciones que hoy parecen anticuados y hasta retrógrados. El artista no comparte la visión de Kahn sobre lo que puede llevar a una pareja a la felicidad (o la infelicidad), pero la obra no llega a tomar partido; la yuxtaposición de las fotografías y del texto crea una narración paralela que no muestra abiertamente, pero sugiere de manera sutil y sin embargo poderosa, el absurdo de las convenciones burguesas. En 2 em1(2 en 1), 2011, un conjunto de láminas que muestran los pasos a seguir para transformar dos camas de soltero en una sola cama matrimonial, Jonathas de Andrade vuelve al universo doméstico, utilizando nuevamente el formato de manual o libro de instrucciones, e instaurando una vez más la duda sobre la aplicabilidad real, en la práctica, de esas instrucciones, y sobre cuál sería el público al que iban destinadas. Más allá de esto, a pesar de la innegable calidad del acabado del trabajo en el caso de la cama utilizada como modelo en las fotografías, su aspecto final es curioso: evidentemente, luego de la intervención del ebanista, no vemos más dos camas de soltero, pero también es cierto que lo que vemos no es una cama matrimonial convencional. De algún modo, al mismo tiempo que sugiere, metafóricamente, el sendero para fundir dos almas en una, el manual ilustra la imposibilidad de dicha operación, la inviabilidad de un matrimonio perfecto, en el que cada una de las personalidades se funda en puro amor y felicidad.
El énfasis frecuente en situaciones domésticas revela la comprensión del autor de la dimensión política de su trabajo. En más de una ocasión, Jonathas de Andrade ha declarado que se considera parte de una generación de artistas latinoamericanos que recupera el interés en las cuestiones políticas, luego de un intervalo forzado por las dictaduras y los regímenes represivos de los años sesenta y setenta. Sin embargo, la dimensión política a la cual se refiere no es, o no se limita solamente, a la de los grandes movimientos de resistencia y rebelión, sino que alude a una dimensión personal, íntima y particular en la cual lo que se reconstruye, se narra, o tal vez se inventa no es la Historia, sino la microhistoria , es decir, el relato que ilumina acontecimientos teóricamente pequeños pero en los cuales, sin embargo, pueden ser leídos, en filigrana, las batallas, los cambios y los fracasos de un país o de un continente. Y de hecho, incluso en las obras más ambiciosas, como Ressaca Tropical (Resaca Tropical), 2009, el punto de partida es, muchas veces, un acontecimiento fortuito: en ese caso, un diario anónimo, encontrado en la basura, rescatado y entregado al artista por una amiga. A partir de ese lacónico catálogo de encuentros sexuales y acontecimientos cotidianos ocurridos en la ciudad de Recife, a lo largo de los años setenta, Jonathas de Andrade construyó, mezclando elementos de los que se apropiaba y fotografías de su autoría, un retrato inaprensible de una ciudad (Recife, pero también o antes de eso, de cualquier metrópoli tropical), de un personaje (el desconocido autor del diario, cuya figura real, no obstante, acaba casi diluida y transformada en relato) y de un movimiento (el de la arquitectura modernista del nordeste de Brasil, y de su obsolescencia tan precoz y dramática, que el artista sugiere que es, en este contexto, parte integrante del propio proyecto moderno). En Educación para adultos, 2010, la investigación es provocada por una serie de láminas utilizadas a lo largo de los años por su madre −profesora− y descartadas en el momento de su jubilación. Al descubrir que las láminas seguían el método del educador Paulo Freire, que permitía alfabetizar muy rápidamente a los adultos iletrados cuyo proyecto había sido bruscamente interrumpido por el golpe militar de 1964, Jonathas de Andrade decidió emprender su propia campaña de alfabetización, y trabajar a lo largo de un mes con 6 mujeres analfabetas, en un proceso inédito en el que “las conversaciones de cada día se convertían en pauta fotográfica para nuevas láminas creadas por mí, que retornaban a las conversaciones, creando una especie de engranaje artístico-educativo”, constituyendo, finalmente, un conjunto de láminas que “puede ser leído, según el repertorio del espectador, como una enciclopedia fotográfica, un archivo de crónica nacional, o aun un plan educativo revisado, contradictorio y ampliado”. En otras palabras, une vez más, a pesar de la gráfica aparentemente simple y didáctica, la obra es compleja y elusiva, no se deja aprehender y apunta, más que a construir un sentido o proporcionar una explicación, a desestabilizar, instaurando en medio de falsas certezas, una duda auténtica.
Jonathas de Andrade nació en 1982 en Maceió y vive en Recife, Brasil. Trabaja con instalaciones, vídeos e investigaciones fotográficas. Además de haber presentado muestras individuales en instituciones como el Instituto Itaú Cultural, en San Pablo, y en Gasworks, Londres, ha participado con su obra en importantes exposiciones colectivas, como la 12a Trienal del New Museum, la 12a Bienal de Estambul, Turquía, la 7a Bienal de Sharjah y la 29a Bienal de San Pablo.
Es finalista del Premio Marcantonio Vilaça y del Premio Pipa, en Brasil, y del Future Generation Art Prize, en Ucrania.