Juan Roberto Diago Durruthy

Magnan Metz Chelsea, New York

Por Claire Breukel | enero 09, 2013

La primera exposición en Nueva York del artista cubano Juan Roberto Diago Durruthy se inauguró en septiembre en la galería Magnan Metz Chelsea. Descrita como claramente “afrocubana”, la muestra “Entre Líneas | Between the Lines” aparece, a primera vista, como una serie estándar de pinturas abstractas de diseño reticular ubicadas centralmente a lo largo de las paredes del amplio espacio constituido por dos salas.

Juan Roberto Diago Durruthy

Sin embargo, un examen más detallado ofrece su recompensa, ya que la superficie de cada pintura revela un mosaico compuesto por cuadrados de tela cruda que construyen su base por medio de la textura y el diseño. Pintando sobre esta base, Diago crea guiones gráficos que narran su historia a través de la línea, la forma y el color.

“Entre Líneas | Between the Lines” está compuesta por cinco series que resultan claramente diferenciadas por la elección de colores y marcas gestuales que realiza el artista. La primera de ellas es “La fuerza de tu ser”, un tríptico compuesto por tres telas rectangulares idénticas cubiertas por cuadrados en rojo óxido terroso y rosa. Cada tela ofrece una variante de enladrillado que sigue un patrón; éste incluye una línea divisoria vertical u horizontal que sugiere la línea del horizonte o edificios. Una segunda serie muestra a Diago pintando, sobre los cuadrados de tela subyacentes, gruesas líneas negras que permiten que los pliegues y formas por debajo de ellas interrumpan el flujo continuo de la pintura. Estructuradas en secciones verticales y horizontales, algunas áreas aparecen oscuras y poderosas, mientras que otras reflejan el panorama de un paisaje de tierra arrasada, creando tensión entre claro y oscuro, masculinidad y femineidad, deleite y desesperación. En otras obras, potentes manchas rojas se cuelan a través de las líneas negras que se encuentran por encima, creando un espejismo que representa el pasado y el presente, las líneas negras censurando un claro recuerdo de lo que solamente puede ser algún tipo de intercambio sangriento.

El uso que hace Diago de la tela cruda va de la mano de su empleo de colores ligados a la tierra y de formas fundamentales. Utilizando solamente lo necesario, construye con facilidad “situaciones” que pueden evocar tanto un momento de abierta tensión o de suave espiritualidad. Este sentido de fuerza y espiritualidad recuerda a aquel que se encuentra en las obras de su compatriota, el artista cubano José Bedia, pero para Diago no hay necesidad de describir estos sentimientos por medio del simbolismo, sino más bien a través de una sugestión considerada y desinhibida.