LA MEMORIA DEL CUERPO - GALERÍA MAX ESTRELLA, MADRID

LA MEMORIA DEL CUERPO - GALERÍA MAX ESTRELLA, MADRID

Por Matías Helbig | febrero 14, 2020

Desde el 30 de enero hasta el 4 de abril, la Galería Max Estrella exhibe La Magdalena de Proust: Antropocentrismo cotidiano. La muestra reúne la obra de seis artistas internacionales en torno a la experiencia del cuerpo, ergo la memoria del cuerpo, partiendo de la célebre novela de Marcel Proust.

LA MEMORIA DEL CUERPO - GALERÍA MAX ESTRELLA, MADRID

En el mes más encendido de la escena contemporánea madrileña, a días de celebrar ARCO Madrid, la Galería Max Estrella presenta una exposición igual de internacional que la feria. Sosteniéndose en un texto de Gregorio Cámara, los artistas Eduardo Basualdo (Argentina, 1977), Diana Fonseca (Cuba, 1978), Duane Michals (Estados Unidos, 1932), Hans Op de Beeck (Bélgica, 1969), Bernardí Roig (España, 1965) y Erwin Wurm (Austria, 1954) reflexionan respecto al lugar del cuerpo devenido vehículo para lo que Cámara denomina un antropocentrismo cotidiano: una propuesta práctica para ordenar, desde el cuerpo, el absurdo caos que nos rodea.

Abarcando una multiplicidad de medios―dibujo, escultura, fotografía― la exposición desarrolla un diálogo que tiene como punto de partida el episodio de la magdalena en Por el camino de Swann, primer libro de la novela En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. El foco está puesto, entonces, en los aspectos que asumimos como triviales y que, ante todo, son atravesados sensorialmente en el transcurrir humano con relación al tiempo. “Esta exposición”, escribe Cámara, “aspira a plantear un enfoque más actual derivado de la perpetua necesidad de encontrar nuestro lugar en el cosmos”. La existencia cobra sentido en la vulgaridad de lo cotidiano, donde el cuerpo es transverberado por la memoria dando lugar, posteriormente, a la conciencia que consigue ubicarse en el centro de un orden de cosas.

El espacio de exposición está trazado de tal manera que la importancia del cuerpo es evidente al instante. En el centro de la galería cuelga un bollo negro que ocupa casi la totalidad del pasillo. Corazón Frío, de Eduardo Basualdo, representa la importancia de las emociones para la comprensión de este antropocentrismo cotidiano, por un lado, y el valor del cuerpo como agente mediador de los recuerdos, por el otro. Escribe en las primeras páginas de su libro, Proust: “…mi cuerpo, aquel lado de mi cuerpo en que me apoyaba, fiel guardián de un pasado que yo nunca debiera olvidar…” (Por el Camino de Swann, Biblioteca Virtual Universal, 2006).

En líneas similares operan los trabajos de Hans Op de Beeck y Diana Fonseca. Timo, la escultura de Op de Beeck donde un niño a escala real juega a las canicas interpela el pasado más primigenio, la infancia. El hecho parece inconsecuente, pero el gesto del artista plantea al espectador profundizar en el recuerdo. Las Degradaciones de Fonseca, si bien desde el collage abstracto y de corte político ―las obras están realizadas con restos de revestimientos de la ciudad de La Habana―, apelan al carácter residual de la memoria, la corporalidad de las urbes y la capacidad que estas poseen para manifestar el pasado de manera que aportan sentido al presente.

En otro plano, los trabajos Giving one the finger, de Erwin Wurm y la serie Headless, de Bernardí Roig, están enfrentados en la galería y enriquecen la propuesta curatorial desde otras líneas de diálogo. Ambos artistas utilizan el humor como elemento principal. El humor, en definitiva, es resistencia y es goce. Humaniza. “De nuevo el cuerpo como elemento protagonista, parece revelarse con humor a su destino transitorio y busca refugio en el hedonismo, el placer sensorial e inmediato”, dice Cámara con relación a las figuras que posan, decapitadas, con sus calaveras sobre el regazo o bajo los pies en los dibujos de Bernardi.

    

Dicho esto, un fragmento de Marcel Proust puede proporcionarnos una lectura convincente de la exposición:

Y antes de que mi pensamiento, que vacilaba en el umbral de los tiempos y de las formas, hubiese identificado, enlazado las diversas circunstancias que se le ofrecían, el lugar de que se trataba, el otro, mi cuerpo, se iba acordando para cada sitio de cómo era la cama, de dónde estaban las puertas, de adónde daban las ventanas, de si había un pasillo y, además, de los pensamientos que al dormirme allí me preocupaban y que al despertarme volvía a encontrar.

(En el camino de Swann, Biblioteca Virtual Universal, 2006)

La Margdalena de Proust: Antropocentrismo Cotidiano, para quienes viven en Madrid y para todos aquellos que en el contexto de ARCO se acercan a la capital española, no es solamente un indicador de lo que presenta el circuito de galerías local, sino que, además, es un ejemplo contundente del carácter intergeneracional e internacional que suponen los proyectos curatoriales contemporáneos. Del mismo modo, refleja la bajada práctica de estos proyectos y la importancia de combinar formas expresivas para dar más fuerza al discurso.

INFORMACIÓN GENERAL

Galería Max Estrella (Santo Tomé 6, patio interior, Madrid)

La Magdalena de Proust: Antropocentrismo Cotidiano

Curaduría: Gregorio Cámara y Alberto de Juan.                 

Artistas: Eduardo Basualdo, Diana Fonseca, Duane Michals, Hans Op de Beeck, Bernardí Roig y Erwin Wurm.

Del 30/ 01 hasta el 11/04