La carpeta de los diez
Vasari. Buenos Aires
La idea de agruparse fue de Fred Schiffer, tras un modelo similar londinense (Linked Ring Brotherhood) de fines de siglo XIX, pero a las hojas escritas las guardó Annemarie Heinrich. Por eso hoy Vasari no sólo reedita el encuentro y las muestras que sostuvieron entre 1952 y 1959 los integrantes de La carpeta de los diez; la galería también muestra la metodología de trabajo del conjunto, exhibiendo amarillos papeles con las opiniones de los fotógrafos sobre la labor de sus colegas. La carpeta de los diez era un grupo de fotógrafos reunidos en clínicas (avant la lettre) autogestionadas para discutir acerca de sus imágenes, sin líderes a la vista, sin divas compitiendo. Los fotógrafos incluían una foto y una pági- na en blanco en un cartapacio y la hacían girar entre sus pares para que éstos escribieran sus comentarios, muchos a máquina. En apenas algunas líneas cada uno de los fotógrafos decía su parecer acerca de la imagen del otro colega. Sin oportunismo, también Eduardo Colombo, Pinélides A. Fusco, Ilse Meier, Anatole Saderman, George Friedman, Alex Klein, Max Jacoby, Juan Di Sandro, Hans Mann, José Malandrino, Boleslaw Senderowicz y Augusto Valmitjana pusieron la firma al pie de sus acotaciones, respaldando en negro sobre blanco sus opiniones.
Formados y ya reconocidos en el medio, con enfoques y procesos heterogéneos, estos fotógrafos profesionales contribuyeron al desarrollo y afianzamiento de la fotografía en la Argentina, a donde habían llegado la mayoría escapando del hambre, el nazismo, la guerra; de los 14 fotógrafos que participaron alternativamente de las reuniones, sólo tres habían nacido en el país. No pretendieron formar escuela alguna, sino que sostuvieron un diálogo honesto que incluyó elogios y críticas, analizando sus propios trabajos ya sea con algún tema común o con proyectos individuales.
Curada por Alicia Sanguinetti y Marina Pellegrini, la muestra posee gran valor histórico, reúne alrededor de 50 imágenes (muchas de ellas vintage) y varias vitrinas con documentos y antiguas máquinas, lentes, y otros elementos de la fotografía, y ofrece excelencia técnica y un repaso por imágenes canónicas y otras raramente vistas. La fuerte personalidad de Torres-García se asoma en una toma de Saderman, mientras Fusco cristaliza el abrazo de Eva y de Perón en el balcón de Casa de Gobierno y Heinnrich y Schiffer brillan con sus juegos formales. Bellas mujeres en las sugestivas fotos de Klein, Friedman, Senderowicz, donde campea la modernidad como en las de Jacoby.