Las huellas fugaces de Renata Padovan
A lo largo de la historia del arte, artistas de diversas tendencias han mostrado fascinación por los mapas.
En sus mentes, el mapa ha trascendido la representación cartográfica volviéndose huella de paisajes imaginados, la ruta dibujada por un sonido familiar, o incluso el espacio emocional que erige el olor de la tierra mojada en verano. De igual manera, una frontera puede ser tanto la barrera imposible de franquear como un productivo estado interior en el que la no pertenencia y la rica ambivalencia de ser múltiple conviven, y en el que la libertad es soberana.
La obra que Renata Padovan ha ido desenvolviendo a lo largo de los últimos quince años se podría sintetizar en la investigación de dos ejes conceptuales fundamentales: la frontera como límite y línea en el dibujo, y el ejercicio de mapear. Sus creaciones multimedia son propuestas de mapeo visual donde se re significan poéticas y políticas espaciales a partir de experiencias multisensoriales.
Si bien su metodología de trabajo incluye acciones que podrían encuadrarse en el área del performance, las mismas no son destinadas a un público receptor, sino que por el contrario se realizan en la soledad de paisajes remotos, como ya lo hiciera anteriormente la artista Ana Mendieta, y también el perpetuo caminante Richard Long. Es por eso que si precisáramos asociar su práctica con los movimientos históricos del arte, sería precisamente en el camino trazado por las premisas estético-conceptuales del Land Art por el que transitaría la obra de Padovan.
En 2002, para la exposición de graduación de la maestría del Chelsea College of Art de Londres, Padovan presentó la instalación Marambaia (**) que consistía en dibujos hechos sobre el piso de su estudio con semillas de césped. El orgánico diseño iba modificándose a diario obedeciendo al impulso vital de las semillas que, brotando y explotando en verdes brotes con el paso de los días, constituirían líneas de césped sobre la moqueta, creando circuitos y tramas en permanente mutación. Esta obra dio continuidad a una investigación ya iniciada en Brasil en los años 90 con la obra Desenho no Picadeiro realizada para el Museu do Açude de Rio de Janeiro (1997), cuyos trazos, en aquella ocasión líneas realizadas en asfalto caliente sobre el pavimento, cubrieron una totalidad de 800 m2 en los alrededores del edificio. En la misma línea de investigación se hallaba la obra Adagio (1999), realizada también en césped para el Museo Brasileño de Escultura. Todos estos trabajos de Renata Padovan se anclan en una indagación de las posibilidades físicas de los materiales orgánicos, lo cual impregna la totalidad de su obra manifestándose en esculturas, instalaciones, dibujo, fotografía y sonido. En dichas intervenciones, desarrolladas tanto en el paisaje como en galerías y museos, la acción del tiempo sobre los elementos naturales determina el resultado final.
En la obra Over the Fence (2008) la artista reprodujo el principio de trazo o huella en el paisaje minimalista del invierno noruego. Sobre la inmensidad nevada su marca, en esta ocasión de color rojo, nos evoca a través de la documentación remanente los trazos de sangre dejados por las ballenas y focas sistemáticamente depredados por barcos pesqueros noruegos y japoneses.
Al observar estos procesos relacionales entre corporalidad y paisaje tal vez pudiéramos invertir la noción de psicogeografía según Débord y los situacionistas: su premisa sobre el efecto del ambiente geográfico sobre las emociones se transforma, a través de la marca vertida en el paisaje, en una impronta psíquica y emocional en el espacio.
Partiendo igualmente de un principio de inversión, Renata Padovan define su incursión en el sonido como un revés del proceso creativo de otros artistas, refiriéndose fundamentalmente a la metodología de John Cage, quien llegó a la visualidad a través de lo sonoro, en tanto que ella se describe andando el camino desde la otra orilla: de lo visual hacia el sonido. Su primera obra sonora fue realizada en The Banff Centre, cuando invitada al programa de residencias en 1996 comienza a trasponer a notación musical una serie deio entre 2001-2002or anio)comienza a traspone dibujos realizados en el estudio. Los dibujos, representaciones de los perfiles montañosos de Canadá, se convierten en la partitura de una composición para violoncelo, en el que las líneas funcionan como pentagrama.
Siguiendo su investigación del sonido como trazo, Cantos (2004-2011) cuyo componente escultórico consiste en una esfera de madera que cabe en el nido de las manos, contiene un secreto corazón sonoro que amplificado por un parlante en su interior evoca el rastro poderoso de los recuerdos primarios. El sonido en este caso es un registro de voces de personas que emigraron a Brasil trayendo consigo su cartografía natal, rememorada en canciones de cuna. El ‘espectador’ de esta obra es invitado a sostener la esfera entre sus manos y por medio de unos auriculares escuchar los cantos grabados en múltiples lenguas: en húngaro, alemán, chino, coreano, japonés, italiano, libanés, argentino, turco, sueco, español, francés, gallego, inglés, hebreo y ladino las voces construyen una polifonía étnica e histórica de Brasil.
La última obra de Renata Padovan, aún en proceso, contiene un componente de video ya realizado y una propuesta sonora a desarrollar en una próxima residencia en Ljubljana, ambos basados en el trazado del río Xingu en el estado de Pará. A escala do desastre (2012) registra en video la catástrofe ecológica provocada por la masiva deforestación y el desvío forzado del río para la construcción de la controvertida represa Belo Monte. El registro, de corte casi documental, toca una cuerda extremamente tensa para la opinión pública brasilera. En el video, de una duración de diez minutos, participamos del recorrido en lancha por el magnífico río para acabar descubriendo la magnitud de la deforestación en plena actividad. En esta pieza que podría leerse como testimonial, el interés principal de la artista se centra en la escala física del desastre socio-ecológico y la repercusión del proyecto sobre el medioambiente en nombre de un progreso dudoso (es sabido que la planta hidroeléctrica en construcción alcanzará sólo un cuarenta por ciento de productividad dado que el río presenta largos períodos de seca anuales). La pieza evoca los viajes de descubrimiento en los que avisados dibujantes del siglo XVII intentaban infructuosamente representar la grandeza de un paisaje tanto inconmensurable como incomprensible para la consciencia europea: la interpretación como un problema de escala. Un paisaje cuya potencia es soberana y a la vez excluyente se transforma en el escenario trágico en el que un número considerable de pueblos indígenas y campesinos ribereños se debaten por subsistir ante la creciente amenaza de la construcción de mega proyectos de ingeniería y la explotación minera a los que están ligados. La voz de la comunidad Asurini, en el poblado Kuatinemu, materia prima del proyecto sonoro en preparación, es introducida al final del video como una presencia espectral en busca de su espacio: la fugaz huella sonora de la resistencia.
Perfil
Renata Padovan es una artista brasilera que vive y trabaja en San Pablo. Se licenció en Comunicación Social en la Fundación Armando Alvares Penteado (FAAP) y luego completó una maestría en Bellas Artes en el Chelsea College of Art and Design de Londres, en 2001. Ha participado en varios programas de residencias en Eslovenia, Noruega, Islandia, Canadá, Japón y el Reino Unido.
Su obra ha sido exhibida ampliamente tanto en Brasil como en el exterior, en galerías, museos y festivales. Entre sus muestras individuales se cuentan las presentadas en Baró Galeria, Galería Thomas Cohn, Galería Eduardo Fernandes, Centro Cultural, San Pablo, y Museu do Açude, Palacio Imperial y Espacio Cultural de Correos en Río de Janeiro.
Sus exposiciones grupales incluyen “Vaivém”, Sesc Pinheiros, San Pablo, 2013; “Traffic Jam”, Taipei, Taiwan; “Imagem Contato”, Sesc, San Pablo, 2012; “Radio Arts Space”, centro Cultural Parobrod, Ljubljana; “Album: contemporary photograpy”, Baró Galería, San Pablo; “Time flies when we have fun” – Casa Triângulo, San Pablo, 2011; “Wonderland, actions and paradoxes”, Centro Cultural San Pablo, 2010; y “Unframed world”, MAC San Pablo, 2009.
*Curadora independiente, Londres
** Palabra de origen Tupi Guaraní, se refiere a una faja de arena o piedra que se prolonga junto al agua, una orilla de vegetación característica.