León Ferrari

Haunch of Venison, New York

Por Laura F. Gibellini | marzo 22, 2011

En 1964 León Ferrari inició su serie Manuscritos escogiendo palabras en desuso que le interesaban más por su resonancia que por su sentido: palabras y textos susceptibles de evocar, más que de describir. Comienza así un estudio sobre la línea y el poder de expresión de la escritura, capaz de evocar todo tipo de cualidades y emociones.

The Impregnating Tree, 1964. Ink and collage on paper, 16 1/2 x 12 5/8 in. Tinta y collage sobre papel, 42 x 32 cm. © Leon Ferrari 2011

Ese mismo año realizó The Impregnating Tree que incidía –como muchas de sus piezas anteriores- en la autoridad del poder de la palabra y en el control religioso (de la sexualidad). Si bien esta obra inicia la muestra de Ferrari en la Haunch of Venison de Nueva York – la primera individual del argentino en una galería neoyorquina tras su exposición en el MoMA en 2009- no anticipa con precisión el principal cuerpo de obra de la galería. Ésta se centra en esa gestualidad –casi musical- en la que incidíamos antes, de modo que el contenido político implícito en la obra de Ferrari parece quedar en un ligero segundo plano.

A lo largo de su carrera Ferrari desarrollará la gestualidad a través de diversos medios, tal y como pode- mos ver en la exposición, pasando por sus cuadros “escritos”, sus dibujos y collages, para llegar a sus esculturas de alambre y acero. Entre los dibujos encontramos diversos estudios de los años 60 y 70 –algunos de los cuales parecen buscar establecer nuevos alfabetos- que preceden a obras de mayor tamaño de la primera década del siglo XXI –en las que el lienzo o el papel se inunda de una semi-caligrafía casi automática y de ritmo fre- nético. Es el caso de las piezas realizadas con goteo de pintura en 2007, como Untitled (con la frase “La carta al Papa” escri- ta en una de las solapas del lienzo). Entre sus piezas escultóri- cas destacan Berimbau, 2010, nunca mostrada antes en los Estados Unidos; diversas piezas sin título del mismo año y Opus 113, realizada en 1980 y que marcó el retorno de Ferrari a la escultura con la que había iniciado su carrera. Algunas de estas piezas remiten a formas orgánicas, que inducen bellas cualidad táctiles, mientras que otras apuntan a una estética más formalista. Es el caso de Berimbau, que referencia un instrumento de percusión utilizado en la capoeira y fue concebi- da, sin embargo, para que el espectador pueda introducirse y disfrutar sus cualidades táctiles –contradiciendo su aparente rigidez en un cuestionamiento, una vez más, de los dogmas de
códigos y convenciones.