Limber Vilorio
Raquel Ponce, Madrid
La siempre interesante propuesta de Limber Vilorio (Santo Domingo, República Dominicana, 1972) se muestra, por primera vez de manera individual, en la ciudad en la que reside.
Este artista caribeño nos ha acostumbrado a contemplar sus proce- sos creativos en relación con el contexto urbano –no olvidemos su faceta como arquitecto- y a la negación del “no-lugar” de Marc Augé. En “Cartografías del poder” se ha centrado en com- poner un sistema dialéctico de distintas propuestas, entre las que se encuentran piezas y objetos tridimensionales y diversas técnicas mixtas. Así, aparecen en su serie Poder la carcasa de un vehículo recubierta con más de 200.000 casquillos de bala u obras en dos dimensiones en las que el metacrilato que forma parte esencial de las mismas adquieren una tercera dimensión con la influencia de la luz. De la serie Ahogados, destacan los dibujos mostrados en cristal que, previamente, han sido atravesados por balas usadas a posteriori en el resto de obras. Todo esto lleva al espectador a observar con atención la relación que intenta demostrar Limber Velorio en sus obras entre el hombre y la máquina y que se plantea como la materialización de sus investigaciones sobre el poder en el asfalto y en las urbes.