Los Carpinteros

Esto es, en gran parte, por la inventiva y la calidad de las intervenciones que allí se realizan y, por ese motivo, invitar a Los Carpinteros podría haber sido un colofón para el espacio. Esta acción supone un punto de inflexión y de consolidación y lo es por varios motivos. El primero de ellos es la relación del colectivo cubano formado actualmente por Marco Antonio Castillo (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez (Caibarién, Cuba, 1969) con Madrid y con un gran número de producciones y eventos que se vienen desarrollando en España. Pero el motivo más importante y concreto es que Candela es una ofrenda a los sentidos.

Fascinados por las técnicas empleadas en el icónico Che Guevara que preside la plaza de José Martí en La Habana, los Carpinteros se lanzaron a idear un proyecto en el que pudieran confluir esa técnica con una historia propia y única del espacio que iban a intervenir. La elección del fuego como hilo conductor no resulta extraña, pues viene a ser un nexo perfecto entre la semántica – uno de los campos de estudio de la pareja desde hace años – y esa parte anecdótica de una sala que mantuvo la estructura a pesar de un fuerte incendio que sufrió. El significado de la luz, el mito y la purificación se reúne bajo las cuatro paredes calcinadas en forma de maderas montadas a escasos centímetros de la pared, espacio suficiente para la inserción de tubos de luz que impactan visualmente en el espectador. Envuelto en llamas –resulta curiosa la paradoja del fuego representado con la condición inflamable de la madera-, el espectador reflexiona sobre varias líneas de argumentación, sin ser ninguna de ellas errónea, de los campos de la semántica, pero nunca pierde el impacto sufrido al introducirse en el área de acción y la experiencia sensorial que proporciona Candela y que es una parte esencial para cerrar el círculo de la que es una de las más sólidas propuestas o n site del colectivo caribeño.