Lotty Rosenfeld. Por una poética de la rebeldía.

Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla

| agosto 12, 2013

Inmersas todavía en los coletazos de las discusiones de los últimos tiempos sobre la museología y su capacidad de reinventarse para exponer los nuevos medios, diversas instituciones se han lanzado a programar exposiciones en las que mostrar, con mayor o menor fortuna, los registros, archivos y acciones de artistas que trabajan con las expresiones artísticas más efímeras.

Lotty Rosenfeld. Por una poética de la rebeldía.

Además, si a este factor le añadimos el interés suscitado en los últimos años sobre el arte más ligado al activismo político en Latinoamérica del último cuarto del siglo XX, tenemos el caldo de cultivo idóneo para dar a conocer producciones esenciales en el desarrollo del arte contemporáneo más reciente.

Tal es el caso de Lotty Rosenfeld (Santiago de Chile, 1943), de quien el CAAC sevillano realiza su primera retrospectiva en suelo español y la mayor en Europa de la mano de Berta Sichel. Redescubierta para algunos desde las iniciativas como miembro del colectivo CADA y por su aparición en la Documenta de Kassel de 2007, la artista chilena se convirtió durante los años setenta en una referencia del videoarte y la instalación en una Sudamérica dirigida, en su mayor parte, por férreas dictaduras de corte militar. Precisamente es el entorno represivo del gobierno de Augusto Pinochet el marco en el que se encuadran las primeras acciones de Rosenfeld y que responden a un acercamiento a la vida cotidiana de su país sin abordarla directamente. Si bien el propósito inicial de estas producciones no era meramente artístico, pronto el activismo político que respaldaba esas actividades se fue conjugando con una idea de experimentación más plástica. Así comenzó a romper las barreras del arte tradicional entendido como tal valiéndose de la performance, las instalaciones y el apoyo de la fotografía y el video como canales de documentación y, posteriormente, de producción de sus obras.

“Por una poética de la rebeldía” nos lleva a recorrer ese camino, desde su conocida intervención Una milla de cruces sobre el pavimento –no solo con amplia documentación de sus múltiples ediciones, sino también replicada efímeramente en las calles de Sevilla- hasta sus acciones más recientes, incluyendo piezas de videoarte y una serie de producciones en las que la tecnología y la ingeniería pesan casi tanto como el contenido para lograr esa experiencia de interacción con el espectador. Pieza fundamental de CADA, donde coincidió con Diamela Eltit, Juan Castillo, Fernando Balcells y Raúl Zurita, el paso de Rosenfeld por el colectivo estuvo marcado por una producción orientada a una revisión de los circuitos artísticos durante el periodo dictatorial sirviéndose para ello de la amplificación de los canales de comunicación. Y precisamente es esa -entiéndase bien- clandestinidad la misma que mantiene en la actualidad, enfrentándose a lo establecido con su conceptualismo y su trabajo fuera de los caminos comerciales, añadiendo y amplificando en cada una de sus obras una visión y una reflexión sobre el poder y su influencia en la vida cotidiana, con una fuerte carga crítica contra el conformismo y la docilidad de las masas dirigidas.