Luis Tomasello

De la forma y de la luz

Por Adriana Lauria** | febrero 07, 2012

“...me interesa el reflejo de los colores,
es como si intentara definir la luz de la luna...”
Luis Tomasello

Luis Tomasello

En el libro-objeto Negro el 10, último trabajo conjunto de Julio Cortázar* y Luis Tomasello, el escritor delinea con acierto el proceder creativo del artista. Afirma que “... Este alquimista no ha buscado congelar la luz en materia preciosa, sino precisamente lo contrario: un objeto sólido e inmóvil se dilata en luz y color; tiembla en el espacio, late con el mismo corazón del que lo está mirando”. Resulta difícil superar la precisión de este párrafo. En su obra, Tomasello manipula, con la habilidad de aquel que sabe transmutar la materia, elementos cotidianos –sean estos madera, pigmentos o luz– volviéndolos experiencia maravillosa para el observador.
Los poemas de Cortázar que componen el volumen se inspiran en la serie Lumière noire, que el artista elabora desde el inicio de los años 80, en la que imprime un curso distinto a su trabajo. Parte de hueco-relieves íntegramente pintados de negro, donde las finas oquedades lineales perforan abismos de penetrante oscuridad. Estas obras atisban los misterios que anidan en las sombras, al tiempo que ratifican la intensidad que genera el espacio –los negros más profundos se logran en su presencia–, formulando una suerte de versión disciplinada, pero no menos sugerente, de los cósmicos tajos espacialistas de Lucio Fontana.
Hasta ese momento había indagado en una de las variantes del arte cinético, cuyos estáticos relieves geométricos, predominantemente blancos, devienen móviles por imperio de las posibilidades dinámicas de la iluminación –el artista prefiere para sus obras la cambiante luz natural– y por los múltiples puntos de vista inducidos por el desplazamiento del espectador.
Y como la noche no es concebible sin el día, desde entonces en su producción, los sutiles objetos negros que exploran las fronteras de lo visible, conviven con la diafanidad de sus relieves luminosos y cromáticos, desplegando en unos y otros, su inagotable ars combinatoria.
Estas cualidades pueden ser apreciadas en la muestra “Tomasello. Estructura visible y color reflejado”, que con curaduría del Profesor emérito de la Sorbonne de París y hasta hace pocos años director del Musée d’ Orsay, Serge Lemoine, se presenta en la sede de Ascaso Gallery, Miami, desde el 24 de febrero hasta fines de marzo. Lemoine es un especialista en abstracción geométrica y desde esa erudición ha seleccionado 50 obras representativas realizadas entre 1975 y 2011, que cubren diversos aspectos del trabajo de este maestro del arte cinético.
Nacido en la ciudad de La Plata y formado en las academias de Buenos Aires, Tomasello se radica en París en 1957, incorporándose desde entonces a las filas de este movimiento internacional, junto a otros artistas latinoamericanos como Jesús Rafael Soto, Carlos Cruz Diez, Julio Le Parc, Gregorio Vardánega y Martha Boto, por mencionar unos pocos.
Tomasello adopta la geometría tras su primer viaje a Europa en 1951, luego de apreciar la obra de Piet Mondrian. Su admiración por el fundador del neoplasticismo, una de las corrientes iniciadoras de la abstracción constructiva a principios del siglo XX, hará que tome de él algunos elementos que mantendrá hasta hoy, como la predilección por figuras esenciales como el cuadrado –en su caso, también proyectado al espacio en el cubo–, la austeridad cromática, así como las composiciones equilibradas, resueltas en su mayoría sobre los ejes verticales y horizontales, usando la cuadrícula incluso como base para elaborar aquellas obras en que se desvía de ella. Del holandés también absorbe la necesidad de vincular plástica y arquitectura, realizando murales para edificios públicos y privados de México, Francia, Marruecos, Nicaragua, Noruega, Argentina y recientemente Estados Unidos. En la muestra se da cuenta de este aspecto ya que se presenta la maqueta de un estanque y una fuente de mármol, como la realizada en 1986 para el edificio del Tribunal de Meaux, en Francia.
La extensa trayectoria de este admirable artista de 96 años, aún activo, está jalonada por hitos significativos. En 1955 participa en Buenos Aires, junto a Carmelo Arden Quin, en la fundación y conducción de la Asociación Arte Nuevo, institución que continúa la labor de desarrollo y difusión de la abstracción, iniciada por los grupos de Arte Concreto, que irrumpen en Argentina a mediados de la década del 40.
A partir de 1957, inspirado en los Boogie-Woogie de Mondrian, comienza con pinturas de efecto óptico investigando las propiedades dinámicas de los colores. Rápidamente reemplaza los módulos pintados sobre el plano por varillas cilíndricas (stiges), iniciando sus característicos relieves.
A diferencia de otros artistas que se ocupan de darle una dimensión espacial a las constantes geométricas de Mondrian, como es el caso del artista francés Jean Gorin, Tomasello utiliza cilindros, cubos y poliedros fijados por una de sus aristas, como elementos aptos para indagar la inestabilidad del color de acuerdo a su posición relativa, creando multiplicidad de tonalidades según la incidencia de la fuente lumínica. Pero quizás, su aporte a esta problemática esté en el recurso de colorear las caras de los cuerpos, aquellas ocultas a la visión frontal, cuyo color se refleja sobre el soporte, creando halos cromáticos fluctuantes, en cierto modo, inasibles. Es lo que el artista denomina el “color-sensación”, propio de sus Atmósferas cromoplásticas, en las que trabaja asiduamente desde 1960.
Con ellas se incorpora al circuito de exhibiciones de arte cinético que tiene su auge en estos años, participando en primera instancia en Bewogen Beweging (Movido movimiento), realizada en 1961 en el Stedelijk Museum de Amsterdam, para, en 1962, integrarse a la Galería Denise René de París con una muestra individual. A partir de allí se constituye en un destacado representante de esta tendencia y recorre el mundo con su obra, su bonhomía y la capacidad poética y transformadora de su alquimia.

* Julio Cortázar, texto del libro objeto realizado con Luis Tomasello Negro el 10, París, Ed. Maximilien Guiol, 1984.

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**Profesora de la Universidad de Buenos Aires
Miembro de AACA/AICA
Curadora del Centro Virtual de Arte Argentino
www.arteargentino.buenosaires.gob.ar