Luisa Richter

Sala Mendoza. Universidad Metropolitana, Caracas

Por Beatriz Sogbe | junio 13, 2012

Luisa Richter (Alemania, 1928) nos relató una vez que una de las razones por las cuales no se marchaba de Venezuela era por el apego a su vivienda y su fascinación por la luz del trópico. La casa, ubicada en las afueras de Caracas, fue diseñada por el arquitecto Augusto Tobito – quien fue asistente de Le Corbusier, en París.

Luisa Richter

Con Tobito tuvimos la oportunidad de compartir cátedras – bajo la severa mirada del coordinador, el arquitecto Ramón González Almeida, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. En ese taller se enfatizaba la importancia del manejo del clima, del acondicionamiento ambiental y de la economía de medios. Los jóvenes estudiantes de arquitectura de hoy ni siquiera conocen la importancia de estos dos grandes arquitectos.

Richter sí lo sabe. Ella disfruta de los blancos de las paredes, en doble altura, de su residencia, para que éstas absorban los colores intensos. Ella es la maestra del collage en Venezuela. Laureada con todos los premios nacionales que se otorgan en Venezuela, entiende el collage como una manera de ver la vida, como una suerte de retazos pegados como estampillas, que relatan la huella de la vida.

Sus piezas son elementos superpuestos que, en las piezas más interesantes, conocen la sensación de profundidad y de vacío infinito. En otras, coloca imágenes, fotografías, pero suelen ser las realizadas con pedazos de tela encolados unos a otros, e intervenidas con óleo o pasteles, las que atrapan, las que, silenciosamente, nos dejan reflexionando.

Adicionalmente, hay otro elemento que llama la atención. Los colores suelen ser en tonalidades de grises y blancos, pero súbitamente puede aparecer una mancha de color –generalmente amarillo −, entonces las obras “ gritan” que están realizadas por una alemana que vive en el trópico. Que a diferencia de los artistas alemanes viajeros del siglo XIX, sí desentrañó sus misterios. Los colores no son gestuales, sino producto de una reflexión. De manera que ese espacio profundo e ilimitado es un grito de angustia que es universal.