Lydia Azout
Dot Fiftyone, Miami
Durante más de treinta años de prolija carrera artística, la obra de Lydia Azout (Bogotá, 1942) ha estado marcada por la pesquisa constante en problemáticas ontológicas que definen nuestro lugar en la tierra así como nuestra relación con la naturaleza.
Una selección de su más reciente quehacer conforma la muestra personal de esta artista, abierta al público en la galería Dot Fiftyone, del Wynwood District. Aunadas bajo el sugerente título “Language of Silence”, las colosales instalaciones escultóricas aquí reunidas se imponen por su carácter enigmático y poder evocador.
Realizadas en acero inoxidable, estos tótems arcanos establecen un diálogo con el espectador que es compelido por formas prístinas como el círculo y el triángulo.
Desde muy temprana fecha, Lydia Azout ha estado interesada en las culturas precolombinas, sus sitios arqueológicos y sus cosmogonías. De ellas, incorpora la artista el gusto por formas geométricas sencillas, que en relación dialógica con el espacio, reposicionan nuestro sentido existencial así como nuestra interdependencia con la tierra y el cosmos.
El influjo que emana de estas esculturas de metal bruñido y gran formato, obliga al receptor a desplazarse en torno a ellas en una relación íntima, robustecida por el uso de estructuras abiertas y espacios negativos que enfatizan el sentido de relatividad y relación causa-efecto.
Tal es el caso de Red femenina, armonioso entramado realizado en acero donde el color rojo del óxido contrasta con puntos bruñidos. Símbolo de la interdependencia y el carácter evolutivo, Red femenina incita al recorrido más que a la contemplación estática, acentuando así el sentido de interdependencia tan caro a la obra de Lydia Azout.
Origen de la Vida (2010), también incluida en la muestra, es sintomática por el empleo de formas geométricas primarias. Conformada por una estructura piramidal hecha a partir de nervaduras en acero, el círculo de acero brillante acoge un grupo de círculos concéntricos en su centro. El arcano tótem se asimila a la estética contemporánea, para constituir una atemporal ofrenda a la vida.
“Language of silence” recrea de manera efectiva la atmósfera de recogimiento y empatía típica de la obra de esta artista, donde la relación obra-espectador se establece a partir de un doble eje diacrónico. El primero, de carácter horizontal, está determinado por el contacto primigenio con la obra que conlleva al estado de éxtasis que potencia el segundo eje, de carácter vertical, y que implica una mutación sustancial gracias a la cual nuestro ser finito deviene entidad trascendental en diálogo con el cosmos.
Templo y oráculo a un tiempo, la obra de Lydia Azout tiene el don unívoco de adentrarse en el alma humana para hurgar de manera oblicua allí donde la razón pura no alcanza.