Marcela Astorga
GC Arte Buenos Aires
“Fronteras porosas” , de Marcela Astorga (Mendoza, 1965), despliega ocho piezas que incluyen objetos escultóricos y un par de fotografías, congelando momentos de intrigante lectura.
Las imágenes revelan habitaciones en penumbras con perforaciones en techo y paredes, a través de las cuales se filtra lo que aparece como una luz diurna. Poéticas, resultan ser registros de los terribles instantes previos a la demolición de una casa. Esa difusa emotividad, que surge de esos relámpagos de una futura pérdida, es la que guía al espectador a acompañar a la artista en su búsqueda por deconstruir a partir de lo dado, en su itinerario por reconstruir a partir de lo arrasado.
Astorga transmuta ásperos y suaves materiales, que traen sus propias historias, en obras que vale la pena detenerse a mirar. Es un viaje que alude a muchos de sus anteriores trabajos, recupera vestigios y descubre secretos. Hay volúmenes escultóricos realizados a partir de escombros envueltos con gasas, como si acunados por esa delicada tela tal vez puedan sanar. Se ven fibras rojas separadas de una pesada trama, que brotan misteriosas desde un telar como una lluvia de interrogantes antes que de certezas. Un colchón aplastado, con despojos de una construcción derribada, quizá persigue ocultar su origen. Un inesperado caño surge de la pared de la galería y vierte un chorro que es de hilos de metal, pero bien podría ser uno de agua y vida, como una cascada, imagen recurrente en la trayectoria de la artista.