Marcelo Cidade/ Lia Chaia
Galeria Vermelho, Sao Paulo
¿El modernismo murió? ¡Viva el modernismo! En “Avant-Gard is not dead”, el artista Marcelo Cidade (São Paulo, 1979) revisita algunas de las referencias fundamentales del movimiento moderno brasileño del proyecto ambiental de Helio Oiticica, al paradigma arquitectónico de Lina Bo Bardi, paseando por el ideario tropicalista. Menos que una mirada nostálgica, existe una investigación sobre los ideales importados de las vanguardias europeas del siglo XX, y las características específicas que la modernidad adquirió en Brasil, sobre todo en la arquitectura.
El concreto, típico de los grandes edificios modernistas y material recurrente en varias obras anteriores de Cidade, aparece utilizado en la instalación “Triste Tropicália” en que bloques sirven como soporte para samambaias, en una alusión al diálogo fundamental entre la arquitectura ordenada y la naturaleza salvaje. En la muestra están también la foto-instalación “Modelo de Superfície”, el dibujo “Condominio” y seis fotografías que forman la obra Espacio Ciego. En la escultura Despropriacion, Cidade reconstruye la silla Frei Egídio ícono del diseño modernista, creada por Lina Bo Bardi utilizando “madeirite” rosa (material usado como revestimiento de grandes construcciones o en favelas). La nueva silla, entretanto, no resiste al peso de una persona, proporcionando un cuestionamiento o una trampa en relación a la participación del espectador en la obra.
Al mismo tiempo, la galería exhibe la muestra “Anônimo”. Allí, el orga- nismo, sus fluidos, fragilidades, ritmos y vibraciones sirven como materia prima para las nuevas pes- quisas plásticas de la artista Lia Chaia (São Paulo, 1978), investigando la adaptación del cuerpo (o del “natural”) a la vida urbana (o el “cultural”). Las obras de Chaia nos remiten simultáneamente a los dos universos. En sus trabajos más recientes, entretanto, la relación entre la arquitectura primordial del cuerpo y la arquitectura fabricada de la ciudad ya no es más la de constante embate o fricción, característica que ha permeado sus trabajos anteriores. El cuerpo surge ahora ya insertado, adaptado al espacio urbano confirmando su flexibilidad y su capacidad de adecuación. El impacto empieza con Fachadeira, panel que ocupa enteramente la fachada de la galería. La obra fue creada sobre una tela de nylon similar a la que cubre edificios en obra por la ciudad. Sobre la superficie de 15 x 8 metros, la artista imprimió la configuración de las vértebras de una columna vertebral. Huesos, músculos, piel son también la materia prima para los vídeos, fotografías, dibujos y collages dispuestos en la parte de adentro de la exposición.