Marta Minujín
Espacio Fundación Telefónica, Buenos Aires.
Después de años de mencionar al Minuphone cada vez que escribía sobre Marta Minujín − por caso en Arte al Día N° 134, a propósito de su retrospectiva en 2010 −, la autora de estas líneas comprobó los lúdicos efectos sensoriales que produce la cabina telefónica creada por la artista en 1967.
A la luz de esta experiencia, donde se ingresa a un aparentemente convencional teléfono público que produce siete efectos especiales al entablar una comunicación urbana, este trabajo de la precursora y audaz Minujín (Buenos Aires, 1943) es un logro doblemente extraordinario. Aquí se presentan la cabina original de 1967 y la copia contemporánea de exhibición 2010-2012; con libro con ilustraciones de las exhibiciones y documentación de las investigaciones alrededor de Minuphone, publicado por Espacio Fundación Telefónica y la colaboración de Fundación Espigas.
Minujín supo darse cuenta tempranamente de la importancia de los medios de comunicación y de la tecnología en la vida de todos. Gracias a una Beca Guggenheim, Minujín se instaló en Nueva York en 1966, profundizando sus exploraciones; su resultado más famoso, Minuphone, fue instalado en la neoyorquina Howard Wise Gallery, pero nunca funcionó en la Argentina. Construida con la colaboración de un ingeniero de Bell Company, la cabina de teléfono ofrecía efectos sensoriales al discar un número real. En la copia actual, creada por expertos convocados por Telefónica, se respetaron los mismos cambios de luces, brisas, ascenso de agua coloreada, deformaciones de la voz, juego con papel foto-sensible, transmisión de la imagen del hablante a un monitor en el piso de la cabina, toma de una foto, menos la emisión de humo y gas helio de la original. Sucede algo más: el espectador se regocija al sentir que ingresa en un espacio mítico y, además, se lleva su fotografía de recuerdo.