Miler Lagos
Las claves para derribar la apariencia
Pensar el arte contemporáneo exige plantearse la recapitulación de ideas y conceptos. La postmodernidad ha puesto en el centro de mira el reciclaje de filosofías, posturas e inquietudes que le permiten al artista contemporáneo sumergirse de manera más realista y efectiva en el estudio de las problemáticas que componen y definen la fisonomía social de su realidad inmediata. Es una experiencia de vida que le permite al creador indagar el espíritu humano en su devenir, definido por esa inquietud especial que lo ha hecho explorar lo desconocido, teorizar lo descubierto, y predecir lo inimaginable.
Esta lección ha sido aprendida por Miler Lagos, un joven artista colombiano rebelde y comprometido, de sólida formación y de probada sensibilidad. Su observación crítica de fenómenos sociales lo lleva a desarrollar una obra plástica que dinamita la apariencia exterior de objetos y situaciones. Todo en su quehacer luce tal como es, pero algo nos hace sospechar que está dotado de características nuevas, no tan fácilmente reconocibles; a veces impensables… Es una invitación a la lectura participativa, no a la contemplación estéril: una manera nueva de ver las cosas, no como se sabe que son, sino como pudieran llegar a ser.
Miler es un artista inquieto que ha ido evolucionando a pasos agigantados, y que experimenta nuevos caminos de creación en todas las inspiraciones por las que ha transitado. Basta ver su muestra Home en Nueva York para advertirlo. Pero apreciar Home en su justa medida, valorarla por su importancia como propuesta actual, requiere de alguna manera hacer el recuento de su obra completa. Y es que en ella cristalizan todas las preocupaciones que han venido definiendo el quehacer del artista por más de una década.
En una fecha tan temprana como el año 1998, siendo aún estudiante, Miler presentó Columba, documentación fotográfica de una intervención plástica en la que un grupo de palomas dibujaban la silueta de un tunjo precolombino en una importante plaza pública. Así recontextualizaba críticamente una imagen que representa la manifestación efímera de un pasado cultural en extinción, en medio de un panorama definido simbólicamente por los edificios de carácter político, cultural y religioso que conforman la plaza. El resultado es un gatillazo contundente pero sutil a las estructuras de poder, las mismas que el artista cuestionaba en Lugares soberanos (2002) al colocar seis marmóreas columnas jónicas en el espacio expositivo. Pero tales estructuras, definidas desde tiempos antiguos como elementos arquitectónicos que lograron trascender su condición técnica y convertirse en símbolos de la cultura más exquisita, de la filosofía más humanista y del pensamiento más avanzado, fueron realizadas en materiales mucho más modestos y desclasados como el cartón y la formica, muestra del refinado humor del artista y de su inquietud por desmantelar la percepción tradicional.
Posteriormente aparecieron los globos rellenos de concreto, en obras como Nivel Zen (2003) y Levedad insoportable (2005), que luego alcanzaron un punto más alto en Attraction (2009). La ligereza que caracteriza a un globo ha desaparecido. En su lugar queda la pesantez más absoluta. Miler intenta no sólo desmentir lo engañoso de la apariencia exterior, sino sobre todo cuestionar las reales características constitutivas del objeto, y nuestra posición como espectadores ante ellas; intenta jugar con nuestro asombro, busca la sonrisa cómplice una vez que se ha descubierto el truco, pero también nos invita a una apertura de la mente, a desarrollar una habilidad que nos haga cuestionar la concepción que tenemos del mundo que nos rodea; nos convierte en seres pensantes que evitan la asociación tautológica, la mirada acrítica, la limitación inventiva.
Siguiendo este concepto, el artista dio un paso adelante en Los términos del juego (2006). Las pelotas de hule infladas de concreto no son ya un artículo lúdico, sino la personificación de dos contrarios caracterizados con colores distintos que han sido dispuestos en ambos extremos de la instalación. El tema de la guerra es tratado aquí con el desenfado de un juego infantil, que lo hace lucir casi ridículo. Para separar los dos bandos y recalcar un poco más lo absurdo del tema, nada mejor que bloques de papel impreso con los irrealizables diseños de catapultas de Leonardo da Vinci. Es esta una interesante obra de tránsito que se sirve de la experiencia anterior de Miler con los globos, pero en la que ahora las pilas de papel impreso auguran su próximo trabajo.
Libros, periódicos y hojas de papel serán ahora el soporte de sus nuevas obras, motivadas por un compromiso ecologista que propicia una manera nueva de reciclar, un procedimiento que se concibe no sólo desde el punto de vista de reutilizar un material, sino también desde el de convertir en arte un objeto concebido extra artísticamente. Dicho de otra manera y en orden inverso: Miler Lagos recicla esculpiendo imágenes simbólicas de la naturaleza, para lo cual utiliza los residuos de la manipulación que la sociedad hace de ella. Es quizás ésta la temática a la que ha dedicado más tiempo de su creación. Lo que había nacido con Cimiento (2007) y sus troncos esculpidos fue también la base de otros proyectos como los gigantes árboles hechos con libros que conformaron El papel aguanta todo (2008), o la ceiba de periódicos de cuatro metros de altura que presentó en México bajo el título Semillas mágicas (2008). Es una preocupación que no sólo deriva en las esculturas de papel apilado, o en collages que llevan las paredes de la galería; es también el trabajo directo con la naturaleza, como ha hecho en otras intervenciones públicas como Nacidos antes de… (2009) y Vista en Planta (2010), o con instalaciones como Cuarto menguante (2010).
Y así llega el artista a su debut en Nueva York. Las obras que se muestran en Home son en extremo sencillas, pero contundentes: un iglú construido con libros, donde es imposible no advertir que los “bloques” que lo componen tratan temas de psicología y comportamiento, de historia y política; un video donde un tanque de agua da asilo a un personaje, solo en el mar, viviendo la experiencia autosustentable del aislamiento; o ciertas composiciones que a distancia parecen pinturas abstractas, pero que son en realidad collages hechos con las tarjetas de préstamo de los libros del iglú.
Home es sin dudas una nueva propuesta, pero es también la sedimentación de varios años de trabajo ininterrumpido, que somete a escrutinio la experiencia existencial del ser humano, la interpretación personalísima de lo que significan conceptos como el individuo, su hogar, y la sociedad en la que vive. Al final, “Home is where the heart is”, lo que significa que el mundo no es ya otra cosa que una gran aldea global en la que se diluyen las experiencias regionales para mezclarse mejor con las tendencias internacionales, constituidas desde las nuevas dinámicas de la experiencia colectiva.
MILER LAGOS (Bogotá, Colombia, 1973) cursó sus estudios de artes plásticas en la Universidad Nacional de Colombia, donde se graduó en 2002. Ha sido Artista en Residencia en diversas instituciones como Location One en Nueva York, Estados Unidos, 2011; AB Projects en Toronto, Canadá, 2010 y Gasworks Studios en Londres, Reino Unido, 2009. Su catálogo incluye más de una docena de exposiciones personales en Colombia, Venezuela, Argentina, México, Chile, Estados Unidos y Canadá. Ha participado también en diversas exposiciones colectivas y en eventos como la Bienal de las Américas en Denver, Colorado, 2010; Philagrafika en Filadelfia, Pensilvania, 2010; y la 2da Trienal Poli/Gráfica de San Juan, Puerto Rico, en 2009. Su obra forma parte de las colecciones del Banco de la República, el Museo de Antioquia, y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, todas en Colombia; la Rubell Family Collection y a la Fundación Ella Fontanals-Cisneros, ambas en Miami, Florida, y el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Miler Lagos vive y trabaja en Colombia.