Ohne Titel: Nunca olvidaré lo que no recuerdo.
Galería Nora Fisch Buenos Aires.
Deshacer el rostro es descolonizar al cuerpo de un régimen de identificaciones. Ohne Titel –nombre de guerra de Florence Drake del Castillo (1976)- parece haberlo comprendido en los collages que exhibe en Nora Fisch: fotografías que aparecen desfiguradas en los rostros, en las zonas en las que esperamos el imperio de lo Mismo.
Las imágenes se nos presentan como el lugar de una relación obturada. Los personajes fueron sustraídos de las fotografías sin respetar sus contornos, con lo cual también nos fueron vedadas las siluetas, huellas de la ausencia. En su lugar, vemos capas de fragmentos fotográficos reencuadrados y en distintas posiciones.
Los lugares que ocuparían las figuras son como obrajes en los que vemos un estado de cosas cambiante, donde los fragmentos de imagen participan de procesos que nos resultan difíciles de leer. Sitios de excavaciones en los que no comprendemos el significado de las cosas que van apareciendo: los cortes en las fotografías –separaciones y superposiciones- fueron hechos, justamente, para que no podamos relacionar entre si nada de lo que se entrega a la vista. De esta forma se quiebran las identificaciones y se multiplican las conexiones asignificantes, previas a nuestras asignaciones de sentido.
Mirar estas imágenes es fallar en el reconocimiento y abrir, en esa falla, el juego entre lo que no tiene forma. La empatía o la transferencia del espectador quedan desplazadas a un segundo plano. El detalle solamente se preserva en los restos de superficie legible conservados en los bordes de la imagen. El punctum, entonces, no puede saltar al espectador sino desde los márgenes de la fotografía, desde los confines a los que no llegó el trabajo de destrucción. En cambio, en donde esperamos la figura queda la sola comprobación de su imposibilidad.
Como recuerda Hal Foster la mirada es tanto una pantalla que bloquea lo real como un tamiz en el que no se cesa de filtrar. Las imágenes de Ohne Titel, tecnologías hechas para obturar el sentido, no dejan no obstante de hacerlo pasar, porque están hechas con su misma materialidad.