Oscar d’Empaire

Corp Banca. Espacio cultural. Caracas

Por Beatriz Sogbe | febrero 07, 2012

La palabra ensamblaje proviene del francés assemblage, que quiere decir juntar, unir. De tal manera que hacer del ensamblaje un arte es una suerte de acto amoroso, en la medida que fusiona objetos de índoles diferentes.

Oscar d’Empaire

Y como cualquier relación corporal humana las cosas tendrán sentido si las mezclas funcionan. Es así como el artista del ensamblaje surge como un alquimista magnífico, que procesa desechos para convertirlos en arte.
Oscar d’Empaire (Maracaibo, 1930) recrea la poética del objeto abandonado, recolectado por el artista y luego transformado en arte. Es crear un mundo nuevo a partir de otro menospreciado.
En ese rescatar de cosas alimenta lo sensorial y lo cotidiano. También los asuntos habituales universales: la música, lo lúdico, lo artesano o lo profesional. Unas veces en una especie de recordatorio actual de las vanitas del pasado y la presencia inevitable de la muerte. Otras, lo manifiesta con un dejo de ironía –que se refleja en los títulos de las obras. De todos resalta un elemento: la horma de madera del zapatero, como signo humano.
Es una permanencia de lo cotidiano donde las cosas adquieren, a gran velocidad, obsolescencia. Entonces lo cotidiano se vuelve desecho. Estas piezas incluyen muchos elementos que no fueron concebidos, originalmente, como objetos artísticos los cuales son transformados por el artista. Hay asociación en vez de disociación. Es una “estética de la acumulación” en la que d’Empaire siempre se reinventa. Incorpora valoraciones del vacío en la síntesis de la obra. De esta forma, las piezas así tienen no solo un significado formal, sino iconográfico y dinámico.
El espectador debe descifrar cada pieza, bien sea a través de sus títulos o sus componentes. Puede interactuar sensorialmente con algunas de ellas y encontrar antigüedades u objetos de la memorabilia dentro de ellas.
Eros surge del caos. El hacedor de ensamblajes crea su propio imaginario universal. Y hace que de lo imposible nazca lo posible. Ellos son volúmenes absurdos, pero también utopías necesarias. Nos hablan de la alegría con que fueron realizadas por un visionario y de que de los desperdicios también puede renacer el arte.