Pedro Tyler
La medida de todas las cosas
El artista visual Pedro Tyler ha trabajado constantemente los sistemas de medidas. A través de la descontextualización de las “reglas de medida”– de materialidades como madera y metal – genera diversas composiciones que logran construir formas y mecanismos impensados para estos objetos. Extrayendo su finalidad intrínseca, pareciera que sus obras sólo se dedican a medir el grado de observación y perplejidad del observador.
Quisiera considerar dentro de este relato, un dato no menor: el sistema universal de medida es reciente. Antes del siglo XIX seguía dominando el “codo real” entendido como la distancia comprendida entre el codo de un brazo hasta la punta de los dedos extendidos. Muchas historias y disputas políticas se enarbolan en torno a la medición, para ciertos sujetos la variabilidad de los datos era conveniente, mientras que para otros – encarnados en las empresas imperiales – era insuficiente e imposible de solventar al momento de explorar nuevos mundos. Para establecer el sistema de usurpación colonial, debían existir los instrumentos necesarios para efectuar tal deseo. Tecnologías hoy rudimentarias, pero efectivas, lograban proveer de verdad a los intereses de una globalización a escala moderna, comprometiendo a una amplia heterogeneidad cultural a homogeneizarse bajo una “regla”.
Estas “reglas” tienen hoy su forma corpórea en instrumentos de uso cotidiano, que nos sirven para pesar y medir el mundo que nos rodea, construyendo una “verdad” tangible y apropiable. El artista visual Pedro Tyler ha trabajado constantemente estos elementos, creando curiosas composiciones. En el año 2008 expuso la Esfera del saber, una obra que se componía de una regla retorcida en sí misma, emanando una fuerza centrifuga y que se asemejaba a los dispositivos antiguos de medición global. Al igual que esta obra, las desarrolladas a lo largo de una década han sido objetos inventivos que utilizan a la regla como material principal. Como una transformación de la racionalidad a su estado subjetivo, el artista presentó el proyecto titulado “Desvelo” en Sala de Arte CCU. Allí instaló ocho camas, a escala natural, confeccionadas con metros de madera, sobre cada una de ellas dispuso lámparas que se movían zigzagueantes produciendo un efecto de vaivén. Tenían la apariencia de uso, estaban curvadas como si fueran la huella de un cuerpo ausente. En el espacio colindante, montó una serie de cajas de luz con fotografías de la misma cama instalada en paisajes (montaña, desierto, playa y ciudad).
A diferencia de su obra anterior, Tyler experimenta con el mismo elemento, pero creando una puesta en escena que dialoga con el sueño. Esta última cuestión que se relaciona de manera obtusa con la razón, permea a la obra de un giro. La cama, como objeto de uso cotidiano, se basa obligatoriamente en el cuerpo como medida de las cosas, pero en un cuerpo extrapolado de su dimensión racional: suspendido, perplejo y fuera de foco, que al entrar al mundo de los sueños, tuerce la regla, sobrevolando por instancias espaciales “fuera de medida” como los paisajes. Al superar el propio sistema de medición se transforma esta obra en una fábula que apunta a la densidad onírica que posee este sistema, tal como la genealogía de su historia.
En uno de los escritos de Luis Camnitzer titulado “La parábola de Mario” nos encontramos con un sujeto que todo lo media según su propio cuerpo, al igual que el “codo real”, representaba el sistema de medición a la antigua, pero tenía una particularidad: la punta de su dedo era inexistente, cuenta la historia que una escopeta lo voló. Para Camnitzer su amigo Mario Perotti fue fundamental para comprender que los sistemas de medidas son imposiciones culturales, que el metro es un acuerdo universal creado en un primer momento por el brazo de un rey, y que todo es pura abstracción y error. Sólo nos queda la opción de reinventar y construir una medida propia para todo, como un efecto de resistencia a una globalidad que hace parecer todo igual. En el caso de Tyler, utilizando los instrumentos de la “verdad” para reelaborarlos desde el arte, y en el de Mario, como “alguien que rechaza la imaginación propuesta por la globalización y persiste en la propia” según Camnitzer.
Perfil
El artista Pedro Tyler nació en Montevideo en 1975, vivió su infancia en Punta del Este y en 1997 comenzó sus estudios en la Universidad Finis Terrae en Santiago de Chile, especializándose en escultura. Ha expuesto individual y colectivamente en Argentina, Canadá, Colombia, Estados Unidos, Inglaterra, México, Bolivia, Chile y Uruguay, siendo premiado en los últimos tres países. En 2008 obtuvo el Premio Plataforma en el 53ª Premio Nacional de Artes Visuales del Uruguay. Su obra forma parte de la colección del Museo Juan Manuel Blanes, del Espacio de Arte Contemporáneo del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay y del Museo de Arte Contemporáneo de Santa Cruz de la Sierra, así como de colecciones privadas en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Vive y trabaja en Santiago de Chile.