PhotoEspaña 2011
varios lugares, Madrid, Lisboa y Cuenca
El Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales es, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos culturales en España que crecen año tras año. Y lo hace porque, tras catorce ediciones, sigue en la estela de un programa que aspira a la perfección, contando para ello con la variedad expositiva y conceptual que permite un completo recorrido por el panorama fotográfico internacional de todas las épocas. Seis decenas de exposiciones que acogieron a más de 300 artistas fueron la carta de presentación de PHotoEspaña 2011, edición que inauguró el periplo del cubano Gerardo Mosquera como comisario general. Bajo el lema de “Interfaces: retrato y comunicación”, el retrato como identidad, objeto y elemento
comunicador se erigió en el principal protagonista de una propuesta que, como viene siendo habitual, contó con un amplio número de artistas latinoamericanos en su nómina.
Con el título de “Un mundo feliz”, Casa de América presentó, por primera vez fuera de Panamá, diversas obras de Carlos Endara Andrade (Ibarra, Ecuador, 1867-Ciudad de Panamá, 1954), uno de los pioneros de la fotografía regional y que instaló uno de los primeros estudios de fotografía en la zona a principios del siglo XX. Las imágenes nos evocan una sociedad, la panameña, venturosa y de fortuna, sin distinciones entre sus componentes y etnias, en la que se percibe un amplio registro humano y que, a partir de la década de los años 30, pasa a oscurecerse a causa de la corrupción política. También en este espacio se pudo contemplar “El Louvre y sus visitantes”, un recorrido por la obra que durante casi cuatro décadas Alécio de Andrade (Río de Janeiro, Brasil, 1938-París, Francia, 2003) tomó en los pasillos del museo parisino, dando lugar a fotografías que rezuman humor y cariño.
El Círculo de Bellas Artes programó “Cámara ardiente: prostitutas”, donde se pudo disfrutar de las series que Fernell Franco (Versalles, Colombia, 1942-Cali, Colombia, 2006) realizó, durante la década de los setenta, en el puerto de Buenaventura, sobre las prostitutas locales y que plasma, como si de un relato se tratase, aquella realidad que se oculta (o que se pretende ocultar) de la sociedad, en este caso rural, frente al contraste del desarrollo. Con una técnica en constante experimentación con nuevos productos químicos y collages, la expresión de Franco se convirtió en inspiración para los movimientos cinematográficos caleños de los años ochenta.
Por su parte, el Instituto Cervantes acogió “Peso y levedad”, una interesante colectiva en la que se presentaron los resultados del proyecto de visionados que se realizaron en Managua y Cartagena de Indias. Quince fotógrafos fueron elegidos para representar una Latinoamérica marcada por ciertos elementos comunes, más allá de sus demarcaciones geopolíticas, y que se debate entre una normalización de la violencia y una lucha constante por el humanismo, construida sobre una democracia frágil y saturada de eufemismos políticos. Con un sentido crítico de lo que para ellos supone la “resistencia”, estos autores incitan, de cierta manera, a recuperar la cordura que creen se ha diluido.
Curiosa fue la inclusión de la obra del mexicano Frank Montero, nacido a mediados del siglo XIX y del que se desconoce trayectoria artística alguna, en la exposición “1000 caras / 0 caras / 1 rostro”, en la Sala Alcalá 31, acompañando a Thomas Ruff y a Cindy Sherman. El contraste, evidente por la cronología, con los dos coetáneos, disminuye en cuanto se analizan los conceptos de identidad y representación. El Museu Colecção Berardo de Lisboa se unió, por una nueva edición, al festival, exponiendo “Cien veces Nguyen”, de Alfredo Jaar (Santiago, Chile, 1956), en la que una joven refugiada es la protagonista de una instalación que, a través de la repetición de un mismo rostro, reflexiona sobre la distancia entre el Primer y el Tercer Mundo.
Fuera de la sección oficial, el Festival Off presentó algunas propuestas interesantes de fotografía latinoamericana. La galería Blanca Soto mostró la obra de Claudia Jaguaribe (Río de Janeiro, Brasil, 1955) sobre los paisajes urbanos de su ciudad natal; Fernando Pradilla acogió una doble exposición con las producciones de Fernando Montiel Klint (México DF, México, 1978) y Manuel Archaín (Buenos Aires, Argentina, 1983); La Caja Negra se decantó por los “paisajes reales” de Cao Guimarães (Belo Horizonte, Brasil, 1965); mientras que la galería Pilar Serra expuso obra de Magdalena Correa (Santiago, Chile, 1968).