Rafael Soriano
Lowe Art Museum, Miami
El pintor Rafael Soriano (Cuba, 1920) no sólo es uno de los pioneros del arte abstracto en la isla caribeña sino también uno de los abstraccionistas más originales de las Américas, por ese estilo tan sui generis que comienza a desarrollar en su obra desde mediados de los años 70, caracterizado por vaporosas formas y etéreas atmósferas cromáticas que parecen iluminadas desde adentro o resplandecer con una luz autogenerada, aun que tiene la presencia humana como una constante que balancea lo inmaterial con lo físico, a través de frecuentes alusiones antropomórficas – ya sean visuales o verbales − en sus títulos. El Lowe Art Museum de la University of Miami rinde homenaje al maestro y su fructífera carrera con la exposición Rafael Soriano: Other Worlds Within; una retrospectiva curada por Jesús Rosado, que cubre 60 años de su creación a través de 75 piezas (pinturas, dibujos y cerámicas) que datan de entre el año 1940 y el 2000 y que han sido prestadas por varias colecciones privadas, corporativas y públicas. Se inauguró el 28 de enero con la conferencia Rafael Soriano: Some Thoughts on His Painting dictada por el Dr. Alejandro Anreus y estará abierta al público hasta el 27 de marzo del 2011, cuando será clausurada con la proyección del documental La profundidad del silencio, realizado por Jorge Moya.
La muestra posee un diseño museográfico cronológicamente estructurado que permite apreciar la evolución de la obra de Soriano en su extenso viaje a través del territorio abstracto, desde sus primeras incursiones en este lenguaje pictórico, a principios de los años 40 (marcadas por una influencia surrealista que fue también notable en la producción de otros importantes maestros latinoamericanos como Mata, Lam y Carreño), seguido por una etapa puramente geométrica a lo Mondrian, en los 50, la cual irá derivando paulatinamente en los 60 hacia formas menos cortantes y planimétricas, luego de comenzar su exilio en Miami, hasta alcanzar esa formulación visual tan suya, resultado de un cons- tante proceso de creación introspectiva, más que de la atenta observación de las modas artísticas imperantes en cada una de sus seis décadas de ejercicio estético.
Aunque estilísticamente disímiles, veo una profunda conexión entre la obra de Soriano y la de su coetáneo chino residente en Francia Zao Wou-Ki, dada esa capacidad que ambos poseen de encarnar en sus respectivas visiones el aliento del universo o la divina esencia de lo cósmico, según lo expresa la antigua tradición mística Rosacruz en que se inició el artista cubano durante su juventud, como nos informa el curador Jesús Rosado en su enjundioso ensayo, que acompaña en el catálogo a otros dos iluminadores textos de Paula Harper y Alejandro Anreus: “...la representación mística no es más que una recreación mental del principio cósmico creador encaminada a trascender las nociones convencionales de tiempo, espacio, causalidad lineal y otros registros domésticos de la realidad. Ese intercambio lúdico entre psiquis, arte y sumersión onírica marca la energía de Soriano en el ciclo más prolífico de su creación”.
Estamos ante una excepcional oportunidad de apreciar y celebrar la obra de uno de los grandes maestros latinoamericanos del periodo modernista que aun respiran con nosotros en este plano terrenal, creación que es legado de belleza y espiritualidad o posible inspiración al crecimiento humano hacia otros planos espacio temporales.