TUNGA
Millan, Sao Paulo
Entre septiembre y octubre del año pasado, el célebre artista brasileño Tunga (Palmares, 1952) impresionó a los espectadores de la Bienal de Moscú. Sustentados con estructuras metálicas, frascos de laboratorio conteniendo un liquido amarillento que parecía orina fueran atados a fragmentos de cristal de forma fálica y a simulacros de heces. La instalación “Cooking Crystals” fue ahora rehecha en la Galería Millan, con el título ampliado de “Cooking Crystals Expanded”. A su lado se encuentra una nueva serie de obras autónomas, “Cristalinos”, integrada por dos portales, una escultura en el suelo y 12 en la pared. Los mate- riales son aquellos que son recurrentes en su trabajo: imanes, acero, botellas de vidrio, además del emblemático cristal de roca, material romántico por excelencia que aquí es sometido a un horno de altísima temperatura (de ahí deriva la expresión “Cooking” del título).
Arquitecto de formación, Tunga siempre se declaró lector de textos sobre alquimia. Para él, es este antiguo encuentro entre ciencia y magia lo que origina también los procesos fundamentales del arte. Como artista alquimista, consigue transformar al espectador en agente de una experiencia visceral, haciéndole cruzar el punto medio entre el discurso científico y el discurso poético.
Sin duda, la referencia más directa es la que concierne a Antonin Artaud. El hombre tiene su geografía, un territorio que se debe explorar, investigar, mutilar para alimentar el deseo sádico de la ciencia y de la medicina. Tunga nos recuerda que nacemos entre heces y orina, pero la sociedad esconde estos excrementos porque no son “civilizados”. Hay también algo de profundamente foucauldiano en esta especie de arqueología de lo visceral. Según las palabras del propio artista, la instalación puede ser percibida como “una constelación lógica, una zona metabólica, un campo magnético, una estructura cristalográfica, una nube de conexión o una nebulosa escatológica”.
Conforme declaró el crítico Carlos Basualdo, el artista busca, desde 1989, “redefinir la escultura no sólo como el volumen estático, sino también como la agrupación de formas en expansión y la relación entre ellas”. En este sentido, “Cooking Crystals” va en la misma dirección de las obras que el artista ha expuesto en la Documenta (1997) y, más recientemente, en el Louvre. (En 2005, el museo francés recibió la instalación “La Luz de Dos Mundos“, inspirada en las pinturas de Frans Post. Compuesta por cráneos, esqueletos metálicos, tramas y redes, la instalación hacía referencia a las dificultades del pintor al llegar a Sudamérica y enfrentarse con una luminosidad completamente distinta de la europea) En la muestra de la galería Millan está también “Cookery”, un vídeo que acaba de ser seleccionado para una muestra internacional de películas pornográficas hechas por artistas. En la secuencia, una pareja en viaje de bodas empieza una orgía escatológica en la que cada uno bebe la orina del otro. En un ataque de lascivia, la mujer hace un fellatio en un gran pedazo de cristal que, mágicamente, se transforma en un pedazo de hielo que se disuelve en su boca. Lado a lado, instalación, esculturas y película están dispuestas como partes de un intrincado juego de exploración carnal. Mientras se recorre la muestra, surge la totalidad erótica o escatológica, según el punto de vista de la naturaleza humana.