Um Outro Lugar
Museu de Arte Moderna, Sao Paulo
Se trata de una generación de tonos sombríos. En agudo contraste con el proyecto de arte concreto brasilero, la ola de artistas que alcanzan la mayoría de edad en el país en la actualidad se sacuden la herencia modernista, la objetividad cerebral que marcó al movimiento más fuerte que la región haya engendrado, para concentrarse en las sobras.
Una exposición colectiva presentada en julio en el Museo de Arte Moderno de San Pablo deja en claro que el foco se ha desplazado a las imperfecciones, a la ruina de las propuestas utópicas que hoy subyacen en la realidad brasilera. Aun así, la paleta apagada de entonces parece orientar el arte de hoy, pero con un giro, un cierto nivel de improvisación y distancia, o mejor aún, un rechazo de la perfección.
Cinthia Marcelle, Marcelo Cidade y Matheus Rocha Pitta adoptan una postura agresiva con respecto a la cultura consumista. Mientras Marcelle hace alusión a la crisis económica por medio del escaparate de una tienda cubierto por un desabrido papel de embalar, Cidade apila ladrillos en un carrito de compras, un golpe a la especulación inmobiliaria, y Rocha Pitta muestra a un hombre empaquetado como una mercancía en una economía salvaje. En una vena más carnal, Amilcar Packer y Sara Ramo contrastan la fragilidad de la carne y la brutalidad del concreto. Packer se fotografía, de frente y de espaldas, sentado sobre el vacío entre diferentes tramos de autopistas elevadas en el centro de San Pablo y Ramo se filma a sí misma remando inútilmente en baldes de agua ubicados en el piso de su sala de baño.