Verena Urrutia
Florencia Loewenthal, Santiago
Verena Urrutia emergió en Santiago en los años 2000, ligándose a la fotografía, la performance y el video, con imágenes donde suelen aparecer secreciones, indumentarias íntimas, la idea de la huella y la vivencia del cuerpo. En su primera exposición individual de dibujo, muestra una línea de trabajo paralela, más cercana al cómic. El nexo, ha dicho, es la relación del ser humano con la naturaleza.
En una serie de cuadros blancos, se dibujan en negro personajes inconclusos jugando algún enigmático rol a través de paisajes que son indicios, donde cuerpos, árboles, tierra, piedras o arbustos surgen disgrega- dos. La tinta china de pronto salpica en finas gotas rojas o negras, tramando el rastro del gesto o de ciertos humores; a ratos, parece sangre. Inspirada en la obra de Peter Bruegel, El Bosco o Goya, en relatos populares, caricaturas actuales e ilustraciones naturalistas, la artista teje relatos inconclusos; entre el blanco y el trazo, entre la ilustración y la gráfica, entre el páramo y la vida, un suspenso, cierta secreta violencia. Algo se muestra en el silencio, se dice sin nombrar, mientras se advierte al ser humano sucumbiendo entre la tierra y el vacío, al cuerpo frente a su desolación.