Vik Muniz
Xippas - Paris
Plantear una visión general de la obra del artista brasilero Vik Muniz puede resultar complejo debido a la variedad de sus formatos y soportes que complican cualquier intento de lectura, sea por su riqueza iconográfica o por los diálogos e influencia histórica. Desde mediados de los años 1990, ha adquirido un reconocimiento internacional por las obras fotográficas que crea a partir de materiales de uso cotidiano chocolate, azúcar, hilo metálico, confitura, tierra y diamante. Esas imágenes, inspiradas en la actualidad, en la historia del arte o en personajes célebres, son a la vez familiares y enigmáticas. Se presentan, primeramente, como proposiciones visuales plenas de espíritu e interrogan la manera como se construye y presenta la información visual y cómo ésta es percibida por el espectador, quien también debe considerar la relación entre la imagen y el material en el que está interpretada e ir más allá de la respuesta inmediata al tema en sí.
Re-materializar imágenes o cuadros célebres para fotografiar el resultado, es una labor familiar al artista. Sus series de repro- ducciones recurren cada una a un material privilegiado: des- perdicios en el caso de Saturno devorando sus hijos de Goya (Pictures of Junk, 2005), mantequilla de cacahuete en el de la Mona Lisa de Warhol (1999), como también la utilización de tierra (Pictures of Dust, 1999), de diamantes (Pictures of Diamonds, 2004) y de caviar (Caviar Monsters, 2004). Cada uno de esos materiales da cuerpo a cada pintura en cuestión y sorprende a la mirada intelectualizada que se tiene de esas obras. La obra se brinda a la contemplación para ser admirada. Vik Muniz desafía nuestro modo de ver y lo familiar se convierte en algo para la contemplación, de acuerdo con un conjunto de reglas y asociaciones totalmente diferentes. Ni los individuos ni los materiales de los que están hechos son casuales. Al principio, las obras de Muniz parecen documentos, esencialmente retratos o temas que comunican algo acerca de personas o lugares en una forma convincente, contemporánea, y en los que su identidad o significado son primordiales.
En su quinta exposición en la galería Xippas (París), Muniz ofreció dos conjuntos de fotografías. Una primera serie inspirada en imágenes emblemáticas de la pintura: la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, La Grande Jatte de Seurat, Guernica y Les Demoiselles d’Avignon de Picasso, que recompone a la manera de un rompecabezas, juntando las piezas sin encajarlas. Cada imagen es realizada gracias a varios rompecabezas de la misma imagen, pero en los cuales los recortes efectuados presentan una ínfima diferencia entre ellos. Vik Muniz coloca la centena de piezas sin encajarlas de manera de rediseñar los contornos de la imagen y así volverla reconocible. La segunda serie, ins- pirada en los clichés de Brassaï, André Kertész, Robert Frank, Weegee o Andreas Feinninger, interrogan la relación cultural y afectiva que se tiene con la fotografía en blanco y negro. Estas