Wilfredo Prieto

Dos de Mayo Art Center, Móstoles

Por Álvaro de Benito Fernández | junio 20, 2011

Wilfredo Prieto (Sancti-Spíritus, Cuba, 1978) no es un nombre ajeno a la realidad de los circuitos más selectos del mapa artístico actual. Es más, si me apuran diría, y no descubriría nada nuevo, que es uno de los nombres con más presente y futuro del arte contemporáneo latinoamericano. De ahí que la primera muestra individual que se realiza en un museo español sea un hecho de especial relevancia, al igual que lo es que la acoja una de las crecientes instituciones culturales que están floreciendo en el cinturón metropolitano de Madrid. El CA2M se ha sumergido desde su reciente inauguración en una vorágine de exposiciones de tesis y monográficas de gran interés de la que se podría decir que es esta muestra es su primer gran hito.

Grease, soap, banana skins, 9.8 in. in diameter, approx. Grasa, jabón, cáscara de plátano, 2006. 25 cm de diámetro, aprox.

Formada por numerosas instalaciones, esculturas, objetos e intervenciones que, a veces, hacen dudar de si emplearemos bien esa catalogación, tímida en las fronteras en las que Wilfredo Prieto se desenvuelve, “Amarrado a la pata de una mesa” nos acerca de manera directa a un mundo de conceptos universales y diversos, en las que las que la semántica cobra un papel principal y fundamental a la hora de interpretar esas imágenes simples, pero enormemente ricas, que nos propone el artista cubano. Ese primer impacto visual se va convirtiendo en una reflexión que nos lleva a los distintos significados de cada imagen. Elaborados con materiales simples y cotidianos, los trabajos expuestos (algunos de ellos realizados de manera específica para esta muestra) se tornan en elementos formalmente simples pero conceptualmente exactos, resultado de un proceso por el cual Prieto se propone siempre encontrar la imagen perfecta para materializar su pensamiento. En su producción siempre está presente un sentido del humor personal, a veces imperceptible, basado en los contrastes y en lo absurdo. De ahí que intervenciones mínimas y elementos que fuera de contexto pueden parecer totalmente arbitrarios y que, sin embargo, rebosan crítica y significado que, junto a lo efímero de algunas de las piezas, no hacen sino plantear con un mínimo gesto los recovecos del lenguaje, de su juego y, en el fondo, de la relación de lo cotidiano y el arte.