Yoan Capote
Jack Shainman, New York
He seguido la evolución de la obra de Yoan Capote desde la VIII Bienal de La Habana (2003) hasta su primera muestra individual en la Galería Jack Shainman el otoño pasado − Mental States − conformada por pinturas, obras sobre papel, esculturas, fotografías, video y objetos encontrados intervenidos. Esta obra madura revelaba un sentido definido de la estética, un extraordinario dominio de la técnica y atractivos modos conceptuales.
Isla (See-scape), la pintura de mayor tamaño en la muestra, es una creación magistral. Los cuatro paneles son el resultado de aplicar gruesas capas de óleo sobre yute e insertar 800.000 anzuelos sobre la superficie para crear la ilusión de que se trata de aguas turbulentas, resaltando este efecto por medio de zonas de luz y sombra. La amplia visión del agua contra un horizonte lejano como fondo trae a la mente un tema consagrado en las marinas dentro del contexto de la pintura académica (por ejemplo, la obra de Winslow Homer, High Tide, 1870). Las representaciones contemporáneas del agua han atraído a artistas que buscan expresar aspectos espirituales, ecológicos y geográficos del elemento más vital de la existencia (recuérdese a Maya Lin, Pin River - Hudson, 2009). El agua y los botes, conjuntamente con la figura humana, también han sido utilizados por artistas cubanos de las dos generaciones anteriores como metáforas que representan viajes, huida e intercambio. Capote, que vive en Cuba, donde nació y se crió, tiene recuer- dos de infancia de haber mirado el mar y haber imaginado cómo era Estados Unidos más allá del horizonte: para el artista, era a la vez seductor y “peligroso”. Después de todo, los anzuelos, cuyo fin es coger presas en una trampa y capturarlas, evidentemente hacen referencia a las realidades políticas polémicas que han caracterizado a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos durante más de medio siglo.
American Appeal (Postcard) de 2004–2010 y American Appeal (Aerial) de 2009-2010 también consistían en miles de anzuelos adheridos a las superficies pintadas con gruesas capas de óleo. La representación de los edificios sobre el East River, así como la de aquéllos incluidos en la vista aérea se basó en postales enviadas al artista antes de su primera visita a la ciudad de Nueva York en 2002. En la elaboración de estas obras, el artista fue asistido por un grupo de colaboradores cercanos y curiosamente, los anzuelos se fabricaron utilizando una máquina del siglo XIX empleada antiguamen- te para tal fin. Al margen de la predilección de Capote por usar materiales inusuales de manera repetitiva, el artista tomó conciencia de que la acción de insertar los anzuelos era más fácil que la de removerlos. De esta manera, los materiales le proporcionaron un medio para transmitir su apego a este Manhattan.
El mar, el horizonte y el espacio también son elementos que integran otras obras dentro de esta muestra. Historical Fatalism (Past and Future) es una video instalación compuesta por dos monitores ubicados uno al lado del otro. Filmado desde un rincón dentro de un edificio destruido en el barrio de Miramar, en La Habana, muestra a un albañil que tapia la abertura destinada a alojar una ventana con ladrillos que toman la forma de una bandera estadounidense. En el otro monitor, el albañil retira los ladrillos de la abertura, revelando nuevamente una vista del mar. En la filmación de esta performance basada en el tiempo y que requiere mucha mano de obra, se alterna el uso del color y el blanco y negro que simbolizan, respectivamente, el futuro y el pasado. Una señal de aprobación a Jasper Johns, sin duda. Una señal de aprobación a la apertura y el cierre, a las posibilidades y las imposibilidades, a la esperanza y a su nega- ción, al futuro y al pasado.
Una entre varias esculturas bien ejecutadas e intelectualmente estimulantes, Migrant (2010) muestra los pies y las piernas de un hombre que se entrelazan con las raíces de dos árboles y sus troncos. La escultura fue ubicada sobre el piso con las botas del hombre mirando hacia arriba. El bosquejo, por el contrario, mostraba las piernas del hombre suspendidas del cielo raso, permitiendo otra opción a la instalación.
El desarraigo, una realidad traumática para millones de personas en todo el mundo, ronda nuestro imaginario colectivo y Capote, inspirándose en modelos surrealistas, lo comenta ingeniosamente. Las reflexiones de Capote sobre la historia, pasada y presente, sobre la sexualidad y las condiciones políticas, son humorísticos, serios, y a menudo irónicos. Mental States fue una experiencia visual gratificante.