_Escuchando el Tiempo (De las formas de percibir y otras razones_ en la obra de Glenda León).

| abril 30, 2013

"Si conocieras el tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de derrocharlo como una cosa.
El tiempo es una persona”.
(De “Alicia en el país de las maravillas”) Lewis Carroll

_Escuchando el Tiempo (De las formas de percibir y otras razones_ en la obra de Glenda León).

En el año 2000, la artista Glenda León (La Habana, 1976) dejaba sobre las mesas de un bar de La Habana, pequeñas flores congeladas en cubos de hielo. Este gesto resultaba clave en la configuración de un imaginario poético que ha ido entrecruzando ideas y motivaciones, sensaciones y denuncias, medios y lenguajes a modo de descubrimientos, de pequeños detalles que se van abriendo paso en el transcurso de su aproximación al mundo. Hacernos reflexionar sobre la capacidad de sentir, de recobrar la belleza de las cosas, sobre la intensidad ( poesía del instante) más allá de la continuidad simple del tiempo, evocaba una preocupación por la vida frente a la inevitable finitud de la existencia, una alerta sobre la valoración del tiempo que poseemos frente a un devenir temporal irremediable.

La obra de Glenda León interfiere lo cotidiano, pone a distancia lo real y proporciona una temporalidad cesante, una interrupción del curso de las cosas tal como se manifiestan habitualmente[1]. Estos ligeros deslices remodelan la forma de ver lo que nos rodea y confirman su interés por “un arte que sea como una especie de alarma para andar más atentos por el mundo, y que nos eleve ya sea espiritual o mentalmente”[2]. Habiendo estudiado Bellas artes, Ballet clásico, Danza, Historia del arte y Nuevos medios, y siendo una seguidora de la obra y el pensamiento filosófico de autores como Gastón Bachelard, Milan Kundera, Félix González Torres o Gabriel Orozco, esta artista ha desarrollado una práctica multidisciplinaria que incluye dibujos, fotografías, vídeos, objetos e instalaciones, a través de la cual explora el intersticio entre lo visible y lo invisible, entre el sonido y el silencio, lo semejante y lo diferente, lo efímero y lo eterno.

Con la instalación Tiempo perdido (2013), un pequeño reloj de arena símbolo del fluir constante del tiempo, cuyo contenido se ha desbordado formando una gran montaña, Glenda León acentúa esta inclinación por la fugacidad del tiempo y de la vida. También presente en otras obras como Las formas del instante, 2001 (jabones usados y cabello); Cada forma del tiempo, 2000 (cabellos que forman distintos dibujos) y Reloj de arena, 2006, lanza nuevos llamados de atención sobre nuestros pasos y acciones, sobre la posibilidad de redescubrir el mundo y de cambiar el rumbo de nuestra propia historia. La arena derramada nos habla de ese "tiempo perdido que empleamos sin amor, sin hacer cosas a conciencia”[3], de la acumulación de momentos desperdiciados que pueden aludir, incluso, dado el momento que vivimos, al fracaso de los sistemas económicos, políticos e ideológicos a lo largo de la historia.

Heredera del llamado movimiento de nuevo arte cubano, su obra incluye una perspectiva crítica y una sensibilidad especial ante lo cotidiano en el tratamiento de temas que definen su contemporaneidad. La gran montaña de arena como metáfora del tiempo perdido se acompaña de una serie de Formas de salvar al mundo (2013) como cuando presentara aquellos artefactos ( Objetos mágicos encontrados, 2005) que fueran “rescatados” por sus cualidades mágicas, curativas y renovadoras. De ahí, tal vez, el intento contraproducente, descabellado, absurdo de rociar el planeta tierra con diversas drogas como la psilocibina (usada con propósitos espirituales en prácticas de trascendencia como la meditación y la psicoterapia psicodélica); la colocación de espejos que nos recuerdan continuamente que debemos Aceptarnos y Aceptar al otro, ante la facultad escasa que tenemos de conectarnos con nosotros mismos y de escuchar a los demás; o la propia eliminación de fronteras a nivel mundial: una pizarra con un mapa del mundo en la que los espectadores son invitados a borrar los límites entre los países.

Un trabajo que sin ser intencionadamente “político”, incide sobre situaciones de gran significado sociopolítico como cuando decide eliminar 90 millas de distancia entre las costas de Miami y La Habana, al colocarlas en los extremos de una piscina. Así todos los asistentes podían nadar y disfrutar mientras se desplazaban fácilmente de un país a otro, en un lúdico y anhelado Sueño de verano (11na Bienal de La Habana 2012). Una reflexión sobre la situación planetaria que acaso explique las diversas proyecciones y representaciones del universo que nos ofrece su imaginario: Mundo Masticado, 2008, un mapa hecho con goma de mascar de distintos colores; Entre el aire y los sueños, 2003, mapa hecho con nubes; o la realización de acciones como Esperanza (Out of season), 2004, una intervención pública en la que se dedica a pegar hojas artificiales sobre las ramas de un árbol. En cualquier caso, son obras que potencian la observación del silencio interior, del espacio íntimo, de la contemplación pura libre de ruido. De ahí la importancia del sonido, del tiempo y sus diversas intersecciones en lo visual, no sólo como manera de despertar nuestros sentidos, enriquecer y transformar nuestra imagen del mundo, sino como un modo de subvertir la propia realidad.

Como sucede en el trabajo de algunos artistas de su generación, afiliado a poéticas neo-conceptuales y neo-minimalistas, las piezas surgen a partir de “gestos mínimos de incidencia máxima”, ligeras alteraciones que trastocan el uso para el que están hechos los objetos[4]. Sin embargo, en la obra de Glenda León más allá de la contundencia conceptual, la brevedad narrativa o la ausencia de elementos superfluos, prima la idea de “un arte que funcione como recordatorio de un estado de armonía, un estado de escucha plena que el hombre ha ido perdiendo, un acto de transformación que en ocasiones puede ser un simple hacer coincidir; un hacer percibir lo imperceptible”[5]. ¿Cómo, entonces, sino escuchar a la lluvia (gotas de lluvia sobre partitura, 2012), al azar (dados sobre partitura, 2012) o el vuelo de los pájaros (vuelo de pájaros y partitura, 2012)? Proponer sobre el ancho paisaje una Ascensión silenciosa, 2013 o componer (dibujar) una serie de elocuentes y melódicos silencios con partituras vacías (Serie Silencios viejos, 2012: Silencio roto (partitura hecha pedazos), Silencio interrumpido (una brecha en medio de la partitura), Silencio estrujado (partitura estrujada)… Juegos de sentido, sugerentes asociaciones (reforzadas por los títulos) que describen un carácter único, singular.

Aquellas bellezas imperceptibles como esas “pequeñas florecillas eternizadas dentro de un cubo de hielo”, devienen la antesala de obras que evocan la existencia fugaz del hombre y de las cosas, que congelan el sonido y el tiempo a través de la representación visual. Glenda León aboga por una lógica, una creatividad y una existencia diferentes, incitándonos a detenernos, a percibir y escuchar el tiempo que nos ha tocado vivir.

Sobre Glenda León

Glenda León (La Habana, 1976) se licenció en la Academia Superior de Arte y Nuevos Medios de Colonia, Alemania, en 2007. Su obra abarca el dibujo, el videoarte, la instalación, los objetos y la fotografía. Acaba de presentar una exposición individual en el Château des Adhémar, Montélimar, Francia, y en 2012 expuso su obra en la Magnan Metz Gallery de Nueva York.

En 2010 recibió una beca de investigación MAEC en Madrid y fue artista residente en Fonderie Darling, Montreal, y en 2004 obtuvo la beca Pollock-Krasner. La obra de León forma parte de la colección del Centre George Pompidou de París, del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, de The Museum of Fine Arts de Houston, del Rhode Island School of Design Museum de Providence, del Musée des Beaux Arts de Montreal, Canadá, y de la Walter Philip Gallery de Alberta, Canadá. Representará al Pabellón Cubano en la 55a edición de la Bienal de Venecia.

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[1] Cfr. Ruido Azul - Glenda León, enero-marzo 2013, Les Chateaux de la Drome, Montélimar, Francia, en http://www.arte-sur.org.

[2] Glenda León: Archivo de creadores de Madrid, http://archivodecreadores.es.

[3] Glenda León: (Citada por Mila Trenas: “El arte latinoamericano, una de las apuestas fuertes de ARCO”, en http://www.eldiario.es).

[4] Virgina Torrente: “Magia” (sobre la obra de Wilfredo Prieto) en http://ca2m.org.

[5] Glenda León: Archivo de creadores de Madrid, http://archivodecreadores.es.