ROSINA GÓMEZ-BAEZA

Un legado para el mundo del arte

Por De Benito Fernández, Álvaro
ROSINA GÓMEZ-BAEZA

Rosina Gómez-Baeza es un nombre inseparable del arte contemporáneo, no sólo en España, sino también en el mundo. Han pasado veinte años desde que fuera nombrada Directora de ARCO y en estas dos décadas ha convertido un sueño y un reto entusiasta en la España recién salida de la dictadura franquista en la feria de arte contemporáneo que es segunda en importancia en el mundo.

Entrevista

Arte al Dí­a: España atravesaba allá por 1979 una crisis institucional y artí­stica, y sin embargo fue entonces cuando se planteó por primera vez crear una feria de arte contemporáneo internacional que se materializarí­a en 1982 en la primera edición de ARCO. ¿Cómo fue ese proceso y cuáles eran sus funciones en esos momentos tan decisivos?
Rosina Gómez-Baeza: Desde 1979, año de su creación he estado trabajando en Ifema (la Institución Ferial de Madrid) como primera responsable de ferias, y luego asumí­ tareas de dirección comercial ejecutiva, y como directora de marketing. Así­ formé parte de los primeros comités cuando se constituyó la feria. A partir de 1986, que es cuando se establece un debate sobre si debe ser una galerista la que dirija la feria, pues fue un momento en el que se retiraron una serie de galerí­as del certamen, la institución y las cuatro entidades públicas que integran ARCO me nombraron directora del certamen. El nombramiento se produjo en julio de 1986 y la primera feria que dirigí­ fue la de 1987, y ahora afronto, en 2006, mi última feria, la número veinte.

AAD: En este cuarto de siglo, quizás antes, ARCO ha pasado de ser un proyecto muy entusiasta a ser la segunda feria de arte contemporáneo más importante del mundo. ¿Cómo se ha logrado ese trabajo tan laborioso? ¿Qué papel tiene Rosina Gómez- Baeza en todo esto?
RGB: Creo que ha habido una evolución extraordinaria impulsada por una serie de proyectos muy entusiastas y una intención clara, que era tratar de conseguir pasar de una feria en el sentido medieval de la palabra -intercambio comercial del producto- a convertirla en un encuentro que pudiera dinamizar el entorno artí­stico, y actuar sobre él a través de distintas iniciativas, entre ellas una que creo que es muy importante: la de interrelacionar los distintos agentes implicados en la distribución del objeto artí­stico.
España ha sido un paí­s con un gran componente de individualidad y de deseo de aislarse. Traté de conseguir que hubiera una relación entre los distintos estamentos artí­sticos, creando secciones como Proyecto Salas que incluí­an a las instituciones, animándolas a crear un patrimonio artí­stico, y creando una fundación, la Fundación ARCO, para ejemplarizar el coleccionismo. Creí­ muy importante que el individuo apoyara la feria y un proyecto como son los Foros de Debate, que han traí­do a Madrid a un sinfí­n de personalidades interesantí­simas, que apenas conocí­an España, y que en muchos casos ni siquiera habí­an pisado El Prado. Me parecí­a muy importante buscar la permanencia a lo largo del año. Nuestras publicaciones siempre han sido una herramienta de marketing muy importante, aquello que habla de nuestros proyectos, de nuestros objetivos, que habla del arte de otros paí­ses y del nuestro, que son elementos de apoyo de gran interés.

AAD: ¿Considera que ARCO es una representación fiel de lo que ocurre en el arte contemporáneo actual?
RGB: Es una versión, porque nunca puede ser exhaustiva. La feria ha pretendido que la voz de las galerí­as fuera escuchada y que, como en otros paí­ses como Italia, EE. UU o Alemania, tuvieran ese papel importante de apoyo a la creación artí­stica, a la creación de un patrimonio. Nosotros podemos ser una visión del amplio espectro artí­stico, pero una cosa que sí­ pude lograr fue representar al siglo XX en la feria, es decir, que no solamente estuviera representado lo contemporáneo, sino también las vanguardias históricas, el arte de entreguerras, el minimal, el pop; que a través de la feria se pudiera echar una mirada atrás y no sólo aprender de aquello que supone el gran arte del siglo XX -aprendiendo de ello, por supuesto- sino que también pudiera servir de atracción para que los museos y centros de arte pudieran reflejar el pasado artí­stico de cualquier parte.

AAD: Desde hace ya varias ediciones se ha rebelado en contra de la gente "que va a pasar el fin de semana a ARCO como el que va al parque". ¿Este sentido va hacia una mayor profesionalización de la asistencia a la feria? ¿Es esta la mayor diferencia con Basilea?
RGB: Pienso que el carácter popular es muy importante. Partimos de posiciones muy distintas. El gran acierto de ARCO es conocer al público al que se dirige. Cuando empezamos éramos cuatro o cinco museos dedicados al arte contemporáneo con cierta estabilidad. En el 82 estaban cerrándose el MEAC, se estaba preparando el nuevo museo, estaban la Fundación March, la Caixa, pero realmente no habí­a infraestructura en España. Uno de mis orgullos es haber presentado recientemente el directorio de centros de arte de España; son más de 200 de interés y calidad. En 25 años, el estado de las Autonomí­as, el factor Guggenheim, el haber dinamizado anualmente a través de los medios el entorno artí­stico y el conocimiento del arte han llevado a este resultado. Que nosotros tengamos dos millones de personas es un milagro, pero puede resultar incómodo para algunas galerí­as, acostumbradas a cincuenta mil de Basilea, porque son compradores, galeristas, estudiantes, artistas... pero nosotros tení­amos que actuar sobre el mercado. Para mí­ esa fue una de las prioridades. Me interesaba la creación de un patrimonio artí­stico, el conocimiento del arte, es decir, no me interesaba el que la galerí­a pudiera vender una obra sin más, como un objeto decorativo; para mí­ era muy importante que los españoles se fueran educando. No puedes adquirir nada que no ames, y esas colecciones que se han iniciado, privadas o públicas, han empezado a través del conocimiento o a través de personas que son iniciados en el arte contemporáneo, pero actuar sobre la población no es fácil, porque estábamos apartados de la colección artí­stica del mundo. Es ahora cuando empezamos a tener una relevancia en el ámbito artí­stico.

AAD: Dentro de la polí­tica de invitar a diferentes paí­ses en cada edición de ARCO, México ha sido el único paí­s latinoamericano que ha sido invitado, y en 1997 se invitó a Latinoamérica en conjunto. Teniendo en cuenta el auge del arte latinoamericano, ¿cómo podrí­amos interpretar este hecho?
RGB: Creo que realmente hay un antes y un después del 97; fue importante porque el conjunto de paí­ses supuso una gran contribución a la visión del arte. No se podí­a hacer de uno en uno, porque son veintidós. Algunos de ellos, paí­ses sin una infraestructura, sin galerí­as, sin espacios para el arte. Era el conjunto lo que nos interesaba; habí­a una visión muy diversa del acontecer artí­stico en ese momento que se reflejó perfectamente. Se tuvo en cuenta -y lo hizo perfectamente Octavio Zaya-, a Colombia, Argentina, Brasil, a paí­ses pequeños en términos geográficos, tales como Uruguay, pero con un gran aporte artí­stico, paí­ses como Chile o Perú, pero no hubiera habido tiempo a lo largo de los años de hacer una revisión que demostrara la vitalidad de todo un continente. Nos interesó demostrar de una manera fehaciente que existí­a arte en ese continente. Lo asemejo a Les Magiciens de la Terre, la exposición curada por Hubert que se presentó en 1989 en el centro Georges Pompidou, y en la cual los artistas participantes demostraban de cierta manera su origen, es decir, el impulso del artista que vive en su paí­s y que es invitado a crear su obra en un entorno como el Pompidou. Hoy se habla de Les Magiciens como un aporte extraordinario para el conocimiento de otros artistas que de ninguna otra forma hubieran llegado a formar parte de ese segmento del patrimonio universal del siglo XX. Si no hubiéramos hecho eso ¡cuánto habrí­amos tardado en traer a Europa o a EE. UU el arte de ese continente!. Fue una gran aportación de ARCO al conocimiento del arte.

AAD: El año pasado se notó un incremento muy importante de artistas hispanos en galerí­as estadounidenses. ¿Es esto un referente o fue coincidencia con la elección de México como paí­s invitado?
¿Cómo valora la emergencia del arte latinoamericano en el mundo?
RGB: Considero que estamos en 2005, es más que normal que hablemos en este momento de arte latinoamericano, aunque no debemos hablar de arte latino o de arte sueco o de ninguna otra nacionalidad. Que un artista haya nacido en esta ciudad o en este pueblo o en otro es un dato biográfico, no tiene mayor relevancia. Es cierto que muchas veces la vida del artista transcurre en ciudades que no son la que lo vio nacer, pero en otros muchos casos no es así­. Hoy te dirí­a que el arista ante todo pertenece al universo, no creo que se pueda decir que a un artista se le considera esto o lo otro, tengo la impresión de que rechazan la clasificación geográfica. En el caso del artista, el arte siempre ha sido universal. Lo que sí­ es cierto es que quizá haya que facilitar el acceso de los artistas a entornos y situaciones favorables, una necesidad que encontramos también en el pasado. Picasso se marchó a Parí­s porque habí­a oportunidades de conocer a otros artistas y encontrar oportunidades en ciudades estimulantes, y eso es lo que tenemos que buscar para los artistas, el apoyo de la ciudadaní­a, y eso es lo que quise con ARCO, implicar a la ciudadaní­a; algo que no ha tenido que hacer Basilea. Ahí­ tienen un papel muy importante los museos españoles.

AAD: Han pasado 25 años y afronta su última edición como directora de ARCO con mucha ilusión. ¿Qué ha aprendido todos estos años en la dirección de la feria?
RGB: He aprendido todos los dí­as y cada minuto. He aprendido de la feria, de la gente que colabora conmigo, de los crí­ticos, de los galeristas, de mí­ misma. Han sido momentos muy intensos y momentos muy duros, que me han enseñado muchí­simo, y creo que recordaré el conjunto. Afortunadamente, creo que no recordaré ni los mejores ni los peores, sino un todo, un cúmulo de experiencias que serán lo que recordaré y será muy gratificante.

AAD: Entendemos que no se alejará mucho del arte contemporáneo. ¿Con qué nos sorprenderá Rosina Gómez- Baeza?
RGB: (risas) Tengo varios proyectos en mente. He sido nombrada presidenta del Instituto del Arte Contemporáneo, que es algo tan complejo. Fui la segunda presidente, tras el profesor José Jiménez, que pretende también interrelacionar allí­ a los distintos estamentos artí­sticos. Queremos que sea una plataforma de convergencia; se han constituido comisiones para temas especí­ficos. Ese es un gran reto; veremos cómo sale y qué impulso podemos darle. Es una tarea muy bonita pero no quiero darle el 100% de mi tiempo. Habrí­a que hacerlo quizá, pero somos muchos y hay que repartir las tareas. Esa es una de las cuestiones. Yo quiero seguir con mis clases como profesora de master de gestión o crear uno como yo entiendo la gestión y la formación del alumnado, y creo que es una obligación trasladar los conocimientos de todos estos años. Y no sólo en ARCO, sino también en IFEMA. Esas son dos actuaciones que están confirmadas y otra que lo está prácticamente. Luego, pues quizás haya otro proyecto que pueda hacer coexistir con las dos anteriores. Te lo dirí­a, pero no lo tengo decidido.

AAD: Ha manifestado alguna vez su interés por artistas contemporáneos de corte más clásico como Kandinsky o Klee... ¿Cómo se siente rodeada de instalaciones y videoarte?
¿Hasta qué punto ARCO está comprometido con el arte emergente como para seguir manteniendo proyectos como Cutting-edge que no son tan rentables económicamente pero que, sin embargo, mediática y didácticamente cosechan resultados positivos?
RGB: Sabes que soy una gran admiradora del constructivismo. Klee y Kandinsky iniciaron muchos de los movimientos de los nuevos ismos con los que convivimos hoy. Ahí­ fue la génesis de lo que estaba ocurriendo, Hay algo importantí­simo que hace que ARCO sea un gran festí­n para la mirada y es dejar que el artista te sorprenda. El primer dí­a de ARCO sientes esa emoción increí­ble de aquella persona que ha estado trabajando intensamente para realizar un sueño, que no es otro que ver la obra nueva, los artistas que se están presentando, ver de qué manera el artista se reinventa a sí­ mismo con cada obra, como traslada su espí­ritu, su esencia misma y su sentir más profundo. La capacidad de innovación en el arte, como en la gestión, me parecen admirables. Es algo que me emociona cada año, pero cualquier pequeña cosa que ves en ARCO, como este año el servicio 5 estrellas, es motivo de reflexión, y estoy deseando ver cómo resulta, porque el hombre es evolución, somos seres que nos movemos en una u otra dirección y es estimulante para uno verse rodeado de esa nueva obra.

Licenciada en Literatura y Filologí­a Inglesa por la británica Universidad de Cambridge, cursó estudios de Pedagogí­a en Londres y de Historia y Civilización Francesa en Parí­s. Ha ejercido de traductora y de docente. Asume la Dirección Comercial Ejecutiva y de Desarrollo de IFEMA (Feria de Madrid) a principios de los ochenta y en 1986 accede al cargo de Directora de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO. Articulista en varias revistas especializadas y diarios españoles de difusión nacional, compagina sus diversas facetas con la de la docencia, con la que ha recorrido cursos de especialización y conferencias en centros como la Universidad de Barcelona, la Universidad de Alicante o la Universidad de Gerona.
Es miembro del Patronato del Centro Galego de Arte Contemporánea -Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC)- de Santiago de Compostela, y miembro del Consejo de Cultura de la Comunidad de Madrid y del Consejo de las Artes y las Ciencias del Principado de Asturias. Forma parte del jurado del prestigioso premio Prí­ncipe de Asturias de las Artes y ha sido galardonada con diversos premios nacionales e internacionales como el que recibió por su apoyo a la Cooperación Iberoamericana, la Placa de Distinción a la Excelencia Europea, la Cruz Chevalier de l'Ordre des Arts et des Lettres o el Premio de Proyección Internacional de la Ciudad de Madrid.
En 2005 fue nombrada Presidenta del recién formado Instituto de Arte Contemporáneo de España, en sustitución del profesor José Jiménez. En 2006 afronta su última edición de ARCO tras 20 años al frente de la misma.