ART | 37 | BASEL

La banda elástica (O como hacer de una feria de arte un polo de atracción universal con varias plataformas paralelas)

Por De Arteaga, Alicia
ART | 37 | BASEL

Qué tienen en común Bill Gates y Sam Keller? Ambos tienen planeado cambiar de actividad en 2008, y tanto el creador de Microsoft como el suizo de cabeza rapada que dirige Art Basel desde el 2000 se han ocupado de fortalecer la imagen de una marca hasta convertirla en lí­der mundial. Art Basel es mucho más que una feria y acaba de demostrarlo en su edición número 37 con una serie de plataformas paralelas que durante cinco dí­as convierten a la ciudad recostada sobre las márgenes del Rin en un zoco de lujo, según la bautizó El Paí­s de Madrid. Por allí­ desfila y compra la crema del coleccionismo universal. Museos y privados pujan por las mejores piezas de arte de los siglos XX y XXI. Es curioso, hay detalles que hablan por sí­ solos, que son de una elocuencia explí­cita. Nada explica mejor esta capacidad de Art Basel para adaptarse a los tiempos y crecer, que la banda elástica elegida para la bolsa del catálogo ferial, un documento que pesa mucho más de lo que vale (55 francos suizos).
Suspendida en el aire, la bolsa acompaña los movimientos del visitante en un equilibrio casi gracioso que se entiende por la ley de gravedad. Siempre una vuelta de tuerca más, esa es la fórmula del éxito: nuevas ideas, nuevas propuestas.
En 2006 se sumaron dos manifestaciones paralelas e inmensamente atractivas - Bí¢leLatina y Design Miami -, ambas, qué duda cabe, son la consecuencia del estratégico desembarco de Sam Keller en el Convention Center, con la versión Art Basel Miami Beach, proyección americana de la feria suiza, convertida en máquina de facturar y en un polo de atracción continental.
El corazón de la feria sigue siendo el pabellón de la Messe, donde las 300 galerí­as seleccionadas con un rigor temible exhiben obras de altí­sima calidad a precios millonarios, desde Picasso hasta Anish Kapoor, Louise Bourgeois, Tony Cragg, Carl André y Julien Opie, devenido en una de las figuras más carismáticas del arte actual por el carácter casi publicitario de sus siluetas fácilmente reconocibles a metros de distancia.
No se entiende el éxito de Art Basel, su proyección internacional y su enorme credibilidad entre los pesos pesados del mercado sin el respaldo incondicional del UBS, patrocinador principal de la feria que acompaña su presentación en el catálogo con esta frase: "El arte es un estí­mulo para los sentidos y es eso exactamente lo que nos mantiene vivos", Roy Lichtenstein.
El banco suizo acompañó en los últimos 13 años el crecimiento de este gran show de arte. Sus directivos piensan que si el arte es compartir una visión con la gente, el UBS debe compartir perspectivas financieras innovadoras creando soluciones a medida. Basilea es, además, la cuna de poderosos laboratorios como Ciba y Novartis; de exquisitas colecciones como la que exhibe la Fundación Beyeller en el luminoso edificio diseñado por Renzo Piano, y que a partir de 2008, será la base de operaciones de Samuel Keller, cuando deje la conducción de Art Basel con una estructura en marcha.
"í‡a roule", dicen los franceses cuando algo funciona. Y Keller, a los 40 años, maneja la feria como un relojito, hace más de quince años que está en la organización, subiendo peldaño por peldaño sin saltarse ninguno hasta llegar a la cima.
Casi al mismo tiempo que S.K. cortaba la cinta inaugural de la edición número 37 de Art Basel, a pocas horas de allí­, en la estación de Gstaadt, Marcel Ospel, director del UBS, se casaba por tercera vez con Adriana Bodmer. La nueva madame Ospel es una rubia de 31 años, con mirada inteligente, que fue la anfitriona en el Palacio de Nobelherberge donde la pareja alquiló 104 habitaciones para alojar a sus invitados la noche de la boda, previa transformación del salón de baile del palacio en una rústica cabaña de montaña: puro romanticismo suizo. En la lista de invitados estaban varios de los compradores más fuertes de la feria que este año recibió un 30% más de jets privados en el aeropuerto diseñado por Herzog & Demeuron. Muchos de ellos llegaron atraí­dos por el nuevo soporte expositivo que es Design Miami: no olvidar que Basilea aloja a uno de los más notables centros de diseño del mundo como es el Vitra Museum.
Fue Sam Keller, en la última edición de Art Basel Miami Beach, quien invitó a su directora, Ambra Medda, de 25 años, a ser parte de la movida suiza. En menos de dos meses, Ambra tení­a todo organizado y dos buenos espacios expositivos, vecinos del Kuntshalle, para alojar a las 17 galerí­as participantes de Design Miami, un paso más en el camino de mundializar la feria suiza. Bajo la supervisión de los británicos Established & Sons, laureados con el premio Diseño del Futuro, se montó la primera edición de Design Miami en Basilea y exhibieron su producción reciente notables como Jasper Morrison, Zaha Hadid y Michael Young, entre otros.
Una feria es un barómetro de las tendencias; por ejemplo, la fortaleza del arte cinético convertido en la figura codiciada de las últimas ventas latinas de Nueva York. La galerí­a Von Bartha seleccionó un conjunto de trabajos de Marta Boto, Pol Bury, Gyula Kosice, Gregor Vardanega... y el stand se pobló de puntos rojos apenas abierta la edición 37. Como era de esperar luego del récord obtenido por el Retrato de Dora Maar, los Picassos se multiplicaron en 28 galerí­as de Art Basel. Siguen al malagueño en el ranking de visibilidad ferial Henri Matisse, Sol Lewitt, Joan Miro, Kandinsky, Fernand Leger y Anish Kapoor, un cuadro de honor que alcanza para entender el volumen de ventas que supera generosamente los 1000 millones de euros. Confirmado: hay mucho más dinero del que imaginamos pujando por ingresar en el mundo del arte.

(*) Editora de arte, Diario La Nación, Buenos Aires, Argentina