Chus Martinez conversa con Octavio Zaya
Chus Martinez, la curadora española directora del Departamento de Dirección Artística de dOCUMENTA 13 y recién nombrada Curadora en Jefe de El Museo del Barrio, responde las preguntas formuladas por el también curador Octavio Zaya, quien acaba de ser designado curador del Pabellón de España en la 55 Bienal de Venecia (2013).
Octavio Zaya: Considerando en retrospectiva el monumental trabajo de estos años para dOCUMENTA(13), como titular y miembro del Departamento Core Agent Group, ¿cómo valorarías tu participación y contribución en esta documenta, y hasta qué punto consideras que d(13) refleja, extiende y se diferencia en relación a las ediciones anteriores, y particularmente desde la dX?
Chus Martínez: Resulta complejo definir o acotar mi rol en dOCUMENTA (13). La decisión de denominar mi cargo "head of the department" alude ya, de forma casi humorística, a la imposibilidad de definir la posición de quien ha estado más cerca de la directora artística. Se trata de un trabajo casi simbiótico; escuchar, ver, proponer, escribir, editar... simple y complejo a la vez; pensar al mismo tiempo que alguien que es la directora de documenta e intentar contribuir todo el tiempo a darle forma a las ideas y a la exposición. Lo interesante de documenta, no solo de esta edición, sino de todas las que han seguido desde documenta 9, diría yo, es que responden y emprenden al tiempo la tarea de llevar más allá las premisas de las ediciones anteriores. Si, explicado de un modo muy conciso, dX planteaba la verbalidad, la elocuencia del arte contemporáneo como el fundamento para una nueva concepción del espacio público y de la vida política, d11 extendía esa premisa a la relación entre discursos que se establece en el mundo tras la disolución de los poderes coloniales. Al tiempo que d12 recogía esa reflexión, se preguntaba por la naturaleza de la sociedad civil a la que parece estar abocada esta nueva vida pública en la que la producción artística y las instituciones como los museos juegan un papel central. ¿Son los ciudadanos jueces o meros consumidores en los que se ha depositado un poder casi demagógico a la hora de regular la calidad y la importancia social del arte que se produce hoy? d(13) hereda estas preguntas y sitúa al artista y el modo en cómo este investiga, no sólo lo material y la experiencia, sino la naturaleza de los diversos conocimientos racionales (verbales) y no verbales, en la producción artística hoy.
OZ: ¿Y cual sería el énfasis de d(13)?
CM: El énfasis de d(13) está en la transformación que el arte ha operado en el seno de las ciencias humanas, en las relaciones que este es capaz de establecer con lógicas y formas de experimentar el mundo que llevan más allá las concepciones filosóficas y estéticas tradicionales. En pocas palabras, el proyecto se interesa por entender cómo el arte hoy es importante por representar una propuesta para imaginar vida estética y vida política de modos distintos, o de un modo que hace acontecer un nuevo vocabulario y una nueva forma de vivir las cuestiones que son urgentes, la vida.
OZ: Para mí, tu lectura es, por un lado, generosa, y, por otro, algo forzadamente lineal. Sucintamente, desde mi perspectiva personal como miembro del equipo de d11, sí me parece evidente que existe una relación entre dX y d11 en cuanto que la primera replanteaba un contexto político para la interpretación de la actividad artística del final del siglo XX y d11 dio expresión a una ruptura en la formación hegemónica de la cultura dominante, mientras que al mismo tiempo continuaba trabajando en la transformación de esa formación. D12, sin embargo, se debatía en el espacio de la antigua noción de la “experiencia estética”, que premiaba la inmediatez, quería rehabilitar la “belleza”, y el regreso de lo esotérico. No sé cómo asumes tú la relación de d12 con d(13), pero tal vez podrías explicarme lo que tu entiendes cuando Carolyn afirma que d(13) “no tiene concepto” o podrías acercarnos un poco más a ese comentario que se te ha atribuido: “d(13) es el fin del pop”.
CM: Sí, d(13) es el fin del pop; la expansión, gracias en gran parte a la influencia de pensadoras como Donna Haraway, a lógicas que están en las antípodas de la lógica del desarrollo industrial y que toman en consideración, como nunca antes, género y naturaleza. Una influencia que transforma la idea que tenemos de la "lógica del capitalismo" y deriva hacia modos de ser fundamentales para entender la vida, la experiencia, la estética, la sexualidad, y, por tanto, la economía. Nada ahí de esotérico, sino una nueva lógica.