CELESTIALAND: EL REGRESO DE IVAN NAVARRO A TEMPLON
Después de cinco años de exploración, exposiciones mundiales y reclusión pandémica, el artista chileno Iván Navarro presenta una muestra contemplativa y apasionada en la Galería Templon de Nueva York.
En Celestialand, Navarro dirige su atención al mundo cósmico. Celebra la insondable magnificencia del universo con sus deslumbrantes y galácticos paisajes celestes, al tiempo que observa en silencio el perpetuo impulso humano de conquista y control, tanto en el cielo como en la tierra. En este sentido, estas nuevas obras pueden verse como la evolución natural de las obras anteriores de Navarro que giraban en torno a cuestiones de poder, utilizando la energía eléctrica como metáfora y material.
Las series de constelaciones y nebulosas nacieron durante las profundidades de la pandemia, cuando Navarro, como el resto del mundo, se vio obligado a aislarse. Comenzó a realizar toda su obra en solitario y a mano, grabando sobre el espejo en minuciosos gestos repetitivos y, posteriormente, recurriendo al uso de la pintura como medio hasta entonces inexplorado en su obra. Por primera vez, Iván Navarro, cuya práctica ha explorado a fondo los límites entre el diseño, la arquitectura y la escultura, comenzó a incorporar experimentos materiales que implicaban el misterio y el azar, combinando técnicas de vertido con pinceladas dirigidas sobre las superficies deslizantes que antes había tratado con control objetivo. Estas nuevas pinturas, altamente expresivas y sensoriales, son el resultado directo de la elevada emocionalidad y la indagación existencial provocadas por la experiencia de la pandemia.
Junto a sus obras pintadas, Navarro muestra un par de nuevas esculturas de neón, compuestas por los nombres interconectados de los continentes de la Tierra y las constelaciones del Zodiaco. Las obras revelan el absurdo inherente a la búsqueda del control o la posesión, ya sea real o simbólica. Como explica el artista: "Estas maravillas astrales forman parte de todas las civilizaciones. Desde tiempos inmemoriales, los humanos han querido domesticar o etiquetar lo que no les pertenece: las estrellas y los planetas son el ejemplo más evidente".
Nacido en 1972 en Santiago de Chile, Iván Navarro creció bajo el régimen de Pinochet antes de trasladarse a Nueva York en 1997. Enfrascado en el lenguaje del minimalismo americano, estableció su identidad artística construyendo esculturas eléctricas cargadas de crítica política, utilizando la luz como medio principal. Utiliza iluminaciones, ilusiones ópticas y juegos de palabras como herramientas para transformar el espacio, cambiar las percepciones y explorar cuestiones de poder y control. A lo largo de los años, ha creado piezas que, tras su atractiva apariencia de instalaciones de luz, evocan los temas más oscuros de nuestro tiempo: la tortura, el encarcelamiento, la dominación, las desigualdades norte-sur y la propaganda política.
Celestialand. Exposición individual de Iván Navarro.
Hasta el 23 de diciembre de 2022.
293 10th Ave, Nueva York, Estados Unidos.