Arte al paso
La colección contemporánea del Museo de Arte de Lima en la Pinacoteca de Sao Paulo
En 1970, Emilio Hernández Saavedra –miembro de un grupo de artistas que a mediados de los años sesenta optó con urgencia por una práctica crítica que replanteara el conservadurismo estético de la escena local– produjo una sencilla pero elocuente imagen: una vista aérea del cercado de Lima en la que el edificio del Museo de Arte había sido borrado, dejando en su lugar un enorme espacio en blanco. Esta imagen se ha convertido en referencia clave para críticos y artistas que han hecho alusión al vacío institucional que desde entonces aqueja a la cultura en el Perú.
Entre mayo y julio de 2011, la imagen de Hernández Saavedra fue utilizada una vez más como punto de partida, en este caso, para articular una muestra que examinó el devenir de la escena artística peruana contemporánea, así como el gradual incremento en la importancia del papel del Museo de Arte de Lima (MALI) en la región, un museo que en la última década se ha planteado la labor no sólo de mirar hacia el pasado sino de construir una institucionalidad capaz de preservar y encauzar las propuestas más relevantes del arte peruano actual. Es así que el espacio desaparecido hace cuarenta años en la imagen de Hernández Saavedra, está ocupado hoy por una institución capaz de presentar una muestra con obras provenientes de un acervo propio y en continuo crecimiento.
Si bien los inicios de la colección de arte contemporáneo del MALI se remontan a la formación del museo con las primeras donaciones de artistas en la década de 1950, ha cobrado un nuevo impulso en los últimos años cuando dejó de ser una suerte de anexo a una gran colección arqueológica e histórica para convertirse en un acervo con identidad y dirección propias. Este tránsito ha estado marcado por factores que tienen que ver tanto con el desarrollo de la institución como con una escena artística en plena y radical transformación. Es el propio dinamismo del arte local lo que condujo al MALI, en el año 2007, a la creación de una curaduría especializada y un Comité de Adquisiciones exclusivamente dedicado a enriquecer la colección contemporánea. Gracias a la labor sostenida de este Comité, sumada a las generosas donaciones de artistas y coleccionistas, en tan sólo un quinquenio el MALI ha logrado conformar un acervo que cubre las principales filiaciones y derroteros del arte producido en el Perú durante las últimas cuatro décadas.
Curada por Tatiana Cuevas (curadora de arte contemporáneo del MALI desde 2008) en colaboración con Rodrigo Quijano (curador asociado al Comité de Adquisiciones de Arte Contemporáneo del MALI desde sus inicios en 2007), la exposición, organizada por el MALI en colaboración con la Pinacoteca de Sao Paulo, exploró las transformaciones, conflictos sociales y culturales que desde los años sesenta hasta el día de hoy siguen sin resolver del todo su arista polémica y su situación irredenta tanto en el terreno simbólico como en el histórico y social. En ese momento, Lima, la capital del país, fue el centro de una masiva migración de poblaciones rurales, enfrentando las subsecuentes dificultades que involucra la integración cultural y económica de esos habitantes a la vida urbana. Una de las consecuencias de ello fue la explosión en la economía informal, siendo una de sus caras más visibles el comercio callejero y la proliferación de puestos de servicio al paso, principalmente de comida rápida y a muy bajo costo. Adoptando este emblemático síntoma de la situación local, el grupo E.P.S. Huayco tituló como Arte al paso una acción realizada en 1980, reconocida como una de las maniobras de mayor envergadura dentro de las prácticas artísticas de la segunda mitad del siglo veinte en el Perú. El colectivo propuso así un arte que, al carecer de espacios representativos, optara por las calles para ofrecerse a los transeúntes, muchos de los cuales eran ya los herederos provincianos de la nueva Lima en transformación.
Treinta y un años después, la exposición recientemente presentada en la Pinacoteca de Sao Paulo tomó prestado el título de esa pieza clave de E.P.S. Huayco para aludir a una perspectiva que sintetiza las condiciones de producción y creación cultural en el Perú de los últimos cuarenta años y las maneras en que dichas circunstancias fueron enfrentadas desde las artes visuales en un período de oposiciones tanto ocultas como explícitas, en un contexto en el cual las estrategias y reacciones históricas han definido parte del discurso y la praxis de un sector importante del arte local.
La estructura de la exposición respondió a estas problemáticas situando algunas obras emblemáticas que, desde su acercamiento al conceptualismo y otras vanguardias internacionales durante los años setenta, cuestionaron la local ausencia de una institucionalidad filtrando inevitablemente una crítica al poder redentor del pasado. Además de los artistas hasta ahora mencionados destaca el trabajo de Sandra Gamarra en Tienda Museo LiMac, Susana Torres, Juan Javier Salazar y William Cordoba. Un segundo eje se despliega en torno a la nueva configuración del Perú a partir de la siempre esquiva noción de identidad nacional y sus consecuentes ejercicios fallidos en proyectos culturales, educativos, de desarrollo y urbanismo, cuyas más notables incidencias se han dado en la capital: así como su búsqueda en la construcción del paisaje a partir de la mirada dirigida al desierto costero, a las altas tierras andinas y a la exhuberancia tropical. Confluyen aquí obras de Flavia Gandolfo, David Zink Yi, Juan Enrique Bedoya, Christian Bendayán y Gilda Mantilla junto a Raimond Chaves.
El tercer núcleo de obras está conformado por aquellas que reflexionan acerca del reciente pasado de violencia política interna y las denuncias subsecuentes ante los abusos y violación de derechos humanos que afectaron a más de 60.000 víctimas según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de 2003. Las valientes acciones de Ricardo Wiesse, Eduardo Villanes, el Taller NN, los talleres de fotografía social (TAFOS), entre otros, dan testimonio de uno de los periodos más álgidos de la historia republicana del país. Esta exposición se articuló como punto de partida para la exploración y conocimiento de uno de los procesos artísticos latinoamericanos aun por descubrir.