FALTA COMPARTIDA, UN DIÁLOGO SOBRE LA MEMORIA

Por Matías Helbig | julio 31, 2019

En el marco del vigésimo quinto aniversario de una de las mayores tragedias terroristas que acecharon Buenos Aires –el atentado a la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA)- la galería Rolf Art exhibe una exposición colectiva centrada en la memoria. Once artistas, todos ellos latinoamericanos, abordan desde lenguajes diversos la ausencia que significan los crímenes de la historia latinoamericana. Desplazando las representaciones hasta sus límites, Falta compartida propone reestructurar y rediseñar los relatos que construyen la memoria individual y colectiva desde el gesto poético y creativo.

"La Ausencia", 2001-2002, Santiago Porter.

Vista desde fuera, la galería es una suerte de collage mnemotécnico. Un pedazo de mármol negro está ubicado en el suelo de la galería, como si el río lo hubiese arrastrado hasta ahí. La memoria es un sedimento, un resto de algo que se impregna en otra cosa. Descubierto por Marcelo Brodsky, el bloque pertenecía a la fachada de la AMIA y había sido remolcado hasta el río, entre otros tantos escombros, para rellenar el Parque de la Memoria.

Hacia atrás, La Causa, de la artista chilena Voluspa Jarpa, es un falso expediente con relación al atentado. Los documentos, realizados en el formato original de los expedientes, forman una red de información incomprensible con tipografías que se hacen a las veces más o menos visibles. Espacios vacíos, como si faltaran páginas, y anotaciones en hebreo hechas a mano son la alusión que Jarpa hace al ocultamiento y la indiferencia de la justicia y los organismos gubernamentales para con las víctimas, la historia y, ante todo, la construcción de la memoria.

Con relación al atentado de la AMIA también se exhibe el trabajo La Ausencia, de Santiago Porter, un proyecto fotográfico que bordea lo documental, probablemente la obra más impactante de la muestra: una serie de trípticos fotográficos compuestos por retratos de algún familiar de las víctimas, un objeto de las víctimas –en su mayoría uno que llevaban el día de la explosión- y una descripción, austera, del vínculo. Así, en los muros de Rolf se lee: “Tenía puesto este reloj que aún hoy sigue funcionando”, “Esta taza, que perteneció a su abuela, era su objeto más preciado” o “Esta era la cámara de fotos de Silvana”. Comentarios que nombran aquellas cosas que recuerdan a los que se fueron, que imposibilitan el olvido, pero que además son objetos de memoria en sí mismos, elementos catalizadores del tiempo. La porcelana de la abuela, el dispositivo fotográfico, el minutero del reloj.

Sin embargo, Falta compartida también comprende trabajos que dialogan con la memoria desde otros lugares. Ese es el caso, por ejemplo, de Una sombra oscilante, de Celeste Rojas Mugica (Chile, 1987). Mediante un diaporama, la artista reconstruye las fotografías que su padre tomó durante la dictadura chilena y su exilio en Ecuador. En un juego de opuestos –ocultamiento y mostración, dictadura y revolución, patria y exilio, etc.- Rojas Mugica hace una apropiación del relato que registró su padre y lo vuelve otro, lo resignifica. Todo ello acompañado por el traqueteo del dispositivo, que no solo se hace metáfora de su obra, sino de toda la muestra, marcando un tempo circular en que las diapositivas se repiten, el tiempo se repite.

También forman parte de la muestra los trabajos de Graciela Sacco, Silvia Rivas, RES, Cristina Piffer, Juan Travnik, Ezequiel Verona y Oscar Muñoz. Como un compendio sobre la memoria, Falta compartida, curada por Florencia Giordana Braun ―fundadora y directora de la galería-, Camila Knowles –codirectora de la galería- y Julieta Tarraubella –directora artística de Rolf―, es un diálogo entre artistas que buscan desarmar relatos hegemónicos de la historia para volver a construirlos desde lo visual, lo experiencial y lo corporal.

            

   

Falta compartida se exhibe en Rolf Art (Esmeralda 1353, Ciudad de Buenos Aires, Argentina) de lunes a viernes, de 11:00 a 20:00 horas, hasta el 22 de septiembre. La exposición fue realizada por Rolf Art galería con la colaboración de la galería francesa Mor Charpentier.