José Luis Landet
Dot Fifty One. Miami
El término ‘sesera’ refiere al lugar donde se alojan los sesos y a la materia gris en sí misma, al tiempo que sirve también como calificativo, describiendo así a quien actúa con prudencia y juicio. Para José Luis Landet, sesera es todo esto y más, convirtiéndose en el objeto de una pesquisa denodada que le lleva a desentrañar aquí y allá los vericuetos insondables de la memoria.

Sesera es además el título de su muestra personal en la galería Dot Fifty One, con sede en el Design District. En ella, el artista se entrega al escrutinio del complejo entramado de la memoria apoyándose en la estética constructivista de origen ruso y el mundo del cartel. No es casual que el artista se apoye en el mundo del diseño cuya efectividad en la comunicación obliga al empleo de signos claros que actúan como resortes en nuestra memoria. Landet está interesado en el análisis del proceso de comunicación, de ahí la recurrencia a figuras icónicas claras de nuestro repertorio común. Signos rápidamente reconocibles que se repiten una y otra vez, con variaciones mínimas.
En este sentido destaca su animación The Reason of the Will / La razón de la voluntad. En ella el artista nos bombardea con un sinfín de símbolos habituales (piano, silla, mesa, caja) que en ritmo acelerado nos provocan un doble sentimiento. De un lado, la grata identificación con formas que nos son familiares; del otro, la incapacidad de hilar relaciones entre ellas. De hecho, la animación nos trae a la mente el experimento realizado por Lev Kulechov, maestro del montaje ruso a principios del siglo XX, en el que el creador interponía a la misma cara inexpresiva del actor planos con detalles de objetos, induciendo al público a leer expresiones de amor, congoja o ira en el rostro impasible. Ambos, Kulechov y Landet, están obsesionados por el carácter psicológico que imprime la experiencia y la memoria en la decodificación de significados. The Reason of the Will es una suerte de gimnasia intelectual que nos obliga todo el tiempo a reposicionarnos. Landet juega aquí con el proceso asociativo del que participa la memoria, leitmotiv éste que anima toda su propuesta artística.
Las obras de Landet destacan por la simplicidad y el uso magistral del color. Una vez terminado el cuadro, el artista procede al corte, desarticulando el lienzo en porciones ínfimas que más tarde serán objeto de recomposición en caprichosa simbiosis. El acto de creación, destrucción y recreación funciona como alegoría de la reminiscencia y el olvido. Las nociones de corte, fragmento y reiteración son algunos de los conceptos de base empleados por Landet en su indagación de los procesos de aso- ciación y decodificación de la memoria. Sus cuadros son siempre reconstrucciones de una obra ya desaparecida, sólo persis- tente en el recuerdo del artista. La nueva obra fruto de la recomposición meticulosa es un rompecabezas de ritmos gráciles y alternos, donde la fuerza evocadora y los espacios elididos nos provocan más allá de los límites físicos del lienzo.