LA PRESENCIA LATINOAMERICANA EN LOS EMIRATOS ÁRABES
Art Dubai 2019
Dubái es uno de los siete miembros que desde 1971 componen la Unión de Emiratos Árabes, y uno de los más importantes en términos de desarrollo cultural, junto con Abu Dhabi y Sharjah. A diferencia de lo que ocurre en los países vecinos, su economía no está basada en el petróleo, sino en el turismo, el comercio y los servicios financieros. En los últimos años la apuesta ha estado en la inversión inmobiliaria, disparando la construcción de edificios para hoteles, viviendas u oficinas. En un territorio desértico con costas sobre el golfo Pérsico, el paisaje es una trama apretada de grandes rascacielos diseñados por arquitectos famosos e infinidad de grúas que se pierden en el horizonte. La cultura ha ido ganando terreno, como parte del atractivo turístico, para que los visitantes permanezcan más tiempo en la ciudad. Se advierte un interés creciente por darle a la región presencia internacional, sin que eso signifique dejar de lado la fuerte identidad cultural.
Art Dubai, la feria de arte que este marzo celebró su 13ª edición, toma en cuenta, como muy pocas en el mundo, la diversidad étnica, cultural y social, propia de una ciudad cuya población local no llega al 20 por ciento y donde la mayoría de los residentes son indios, pakistaníes, kuwaitíes, iraníes, filipinos y coreanos. Su Director artístico, el español Pablo del Val, estuvo a cargo de la feria MACO en México por varios años y fue el responsable de haberla llevado progresivamente a un nivel sorprendente de calidad artística y de articulación regional con el resto del mundo. Del Val llegó a Dubái en 2015 [ejerce distintos cargos desde entonces], dispuesto a dejarse sorprender por la multiplicidad de microsociedades presentes en el Emirato, y se focalizó activamente en dar visibilidad al arte y artistas del Global South, un término acuñado por el Banco Mundial para designar a los países de medianos o bajos ingresos y que nuclea al sudeste asiático, África, Medio Oriente y Latinoamérica. Junto a Chloe Vaitsou, Directora de Relaciones Internacionales, Del Val promovió en esta edición una convocatoria de base amplia de diferentes audiencias, asegurando la presencia de importantes instituciones internacionales, de profesionales independientes vinculados a influyentes organizaciones non-profit, así como del coleccionismo global, logrando que Art Dubái impulse un diálogo potente y fructífero entre las partes.
La feria tuvo lugar en tres pabellones del centro de convenciones situado en Fort Island, Madinath Jumeirah, y reunió a más de 500 artistas de todo el mundo y a 92 galerías pertenecientes a 42 países. Hubo secciones dedicadas al arte moderno de la región –de un pasado reciente post 90s cuyos principales exponentes aún están vivos– y al arte contemporáneo internacional, y otras muy prometedoras y auspiciosas para los países de Latinoamérica, como Residents y Bawwaba –“puerta de entrada” en árabe–.
En Residents se exhibieron las obras producidas por 10 artistas latinoamericanos –representados por sus respectivas galerías– que se instalaron en Dubai por un plazo de hasta dos meses y trabajaron bajo la tutoría atenta de dos curadoras: Fernanda Brenner, de San Pablo, y Munira Al Sayegh, de Sharjah. La sección fue de una solidez creativa muy significativa y se pudo apreciar cómo algunos artistas se dejaron atravesar con intensidad por la rica experiencia del cruce cultural y la exposición a tradiciones tan arraigadas como diferentes a las de sus países de origen. El filme de Luiz Roque (Mendes Wood, San Pablo), íntegramente producido durante su estadía, opone la mirada íntima y desolada de un perro que deambula por los compartimentos de un jet privado, a los travellings vertiginosos que muestran los opulentos edificios visibles a lo largo del recorrido exterior del metro. Nicanor Aráoz (Barro, Buenos Aires) trabajó en una escultura de poliuretano, una silueta roja contorsionada, parcialmente desmembrada, y en un grupo importante de dibujos de gran formato realizados en colores flúo, con impactantes imágenes de cabezas y cuerpos violentados sobre un paisaje de mezquitas y vistas de la región. Por su parte, el dúo Masenett Quiroga (Instituto de Visión, Bogotá) propuso a la naturaleza como responsable de la integración y mediación entre continentes a través de observaciones de fenómenos naturales. La presencia artística de Laura Lima (O Gentil Carioca, Río de Janeiro), Verónica Vázquez (Piero Atchugarry, Pueblo Garzón/Miami), Jerry B. Martin (Revolver, Lima) y Luciana Lamothe (Ruth Benzacar, Buenos Aires) fueron asimismo destacables y contribuyeron a conformar un grupo muy diverso, con obras provocadoras e inquietantes que llevaron algo de la energía creadora y fresca del arte latinoamericano.
Bawwaba, otra de las secciones estrenadas este año, puso el acento en solo showsde artistas que están trabajando en diferentes percepciones de la temporalidad relacionadas a narrativas que se vinculan con la historia, la política o la propia identidad. Una de las presentaciones más sorprendentes fue la de Marcelo Moscheta (Vermelho, San Pablo), con una serie de fotografías de una sutil amalgama entre cartografía y ciencia, iluminadas por la experiencia personal durante uno de sus viajes exploratorios. Sergio Sister, de Brasil, representado por Emmanuel Hervé de París; Wanja Kimani, de Addis Ababa, presentada por la galería Guzo Art de la misma ciudad, así como Hamra Abbas, de Pakistán, representado por Canvas Gallery de Karachi, exhibieron obras realizadas y comisionadas durante el último año por la curadora de la sección Élise Atangana (Francia/Camerún).
El proyecto de Art Dubai es crecer y afianzarse en su liderazgo como una plataforma dinámica que integre pasado, presente y futuro, articulando la riqueza estética de sus tradiciones con la producción contemporánea, y generando lazos con museos, fundaciones y residencias que fortalezcan el ecosistema artístico existente y, a su vez, propicien la aparición de nuevas iniciativas. De algún modo, asume la responsabilidad de ser el catalizador de las inquietudes culturales regionales y de potenciar la visibilidad del Global South, tan necesarias a la hora de relacionar los distintos países que lo integran. Es el arte el que está dando el primer paso para esa integración.
Jameel Arts Center
El primer impacto que recibe el visitante al llegar al Jaddaf Waterfront en Dubái es la armónica silueta del Jameel Arts Center rodeado de siete jardines autosustentables. Concebidos para darle entradas de luz natural a las distintas salas del museo y para proporcionar momentos de pausa y reflexión al visitante, cada uno de ellos presenta paisajes desérticos de la región y del mundo, con su biodiversidad característica, y es usado para exhibir proyectos temporales al aire libre.
El museo, inaugurado en noviembre del 2018, ocupa 10.000 metros cuadrados, en un sorprendente edificio de tres plantas diseñado por un estudio británico. Actualmente es dirigido por Antonia Carver -directora de la feria de Dubái en los años previos- quien, junto a un equipo de curadores, decide la programación de la institución. La exhibición Crude, que se pudo visitar durante el primer trimestre del 2019, reunió a 17 artistas y colectivos internacionales, que trabajaron alrededor de la idea del petróleo como agente de transformación social, cultural y ecológica. Omnipresente en la vida de los Emiratos, el petróleo es un producto estratégico, capaz de modelar la economía y la política financiera de los países y, al mismo tiempo, un elemento con el que casi nadie tenido contacto, una suerte de imagen abstracta en nuestras mentes. Allessandro Balteo-Yasbeck, nacido en Caracas en 1972, fue incluido en la exhibición con Last Oil Barrel, una pequeñísima barrica de madera como las típicas usadas para almacenar petróleo. Tan mínima como potente, la obra llama la atención sobre las reservas mundiales del producto y su reemplazo por fuentes de energías renovables y sobre el futuro económico de aquellos países, cuyas economías, como la de su Venezuela natal, son dependientes de la explotación petrolífera.
Otra de las iniciativas institucionales es Artist’s Room, una serie de exhibiciones individuales destinada a visibilizar el trabajo de artistas relevantes de Medio Oriente, Asia y África. Sería de celebrar que el interés de Art Dubai por los países del Global South contagie también a la institución y comiencen a exhibir proyectos relevantes de artistas latinoamericanos que tanto tienen en común con los países de la región.
Sharjah Biennial 14: Leaving the Echo Chamber
Sharjah es la tercera ciudad más importante de los Emiratos y la única con costas sobre ambos golfos, el de Omán y el Pérsico. El compromiso con la cultura, impulsado por el Jeque Dr. Sultan bin Mohammed Al Qasimi, y potenciado en gran medida por su hija Hoor Al Qasimi, ha provocado que en la actualidad se cuente con múltiples programas educativos para niños y mayores, con residencias para artistas emergentes, y con la influyente Sharjah Biennial, catalizadora del encuentro entre artistas, curadores y productores culturales internacionales.
Curada por Zoe Butt, Omar Kholeif y Claire Tancons, esta nueva edición de la Sharjah Biennial se propone como una cámara de reverberancia en la que las obras de los artistas seleccionados impactan y repercuten alrededor, modificando tanto el entorno inmediato como el más remoto, y propiciando que sus ecos se propaguen en el espacio y perduren en el tiempo.
Cada uno de los curadores es responsable de uno de los tres ejes en que está organizada la bienal. Journey Beyond the Arrow –a cargo de Zoe Butt– reúne a 28 artistas internacionales en un diálogo intergeneracional alrededor de los efectos de la explotación colonial, los conflictos sociales y religiosos y el extremismo ideológico, y cómo estos han afectado profundamente y para siempre la relación con el lenguaje, la memoria, las creencias, los rituales y las prácticas sociales y culturales. La exhibición desplegada enCalligraphy Square, la parte histórica de la ciudad, destaca a la artista argentina Adriana Bustos otorgándole una gran sala para su obra Vision Machine (2019), comisionada para la ocasión. Con su acostumbrada agudeza, y a través de una serie de exquisitos dibujos, acuarelas y pinturas, Bustos describe allí las antiguas rutas de intercambio comercial en América Latina comparándolas con las vías actuales del tráfico de droga en la región, la consecuente explotación humana, el consumo global, y la utilización de los recursos naturales. Xu Zheng -de Shangai- presenta en esta sección un video que muestra a un saludable bebé, y que recrea otro del 2008 en el que se veía a un niño extremadamente delgado muriendo de hambre en Sudán, sobre el que revoloteaba un cuervo amenazante. Aquel documental provocó un debate alrededor de la ética y los alcances de la práctica, y muchos acusaron a su autor de voyeurista.
Omar Kholeif, curador de Making New Time, investiga cómo la cultura puede ser re-imaginada a través de la visión de los artistas y de su activismo, y cómo sus observaciones impulsan a extender los límites de nuestras creencias. Asimismo pone el acento en cómo las economías alrededor de la cultura tecnológica han deconstruido las narrativas existentes y de qué manera pueden restituirse aquellas que habían sido perdidas, desaparecidas o silenciadas. El chileno Alfredo Jaar presenta su trabajo in progress, desarrollado desde el 2014, en el que simplemente ilumina los retratos de mujeres notables, prácticamente invisibles para la historia de sus países. Un gesto modesto, sin grandilocuencias, pero a la vez contundente y significativo. Bruno Pacheco –de Lisboa– explora en sus pinturas el poder de representación de la pintura, tanto en el pasado como en la actualidad, y destaca las virtudes de resistencia del medio pictórico.
Look for me all around you, a cargo de Claire Tancons, trabaja sobre los movimientos migratorios contemporáneos, las diásporas, la pérdida de las posesiones y la recuperación, en el mejor de los casos, de nuevos bienes. Traza además un interesante paralelismo entre Latinoamérica y los Emiratos, a través de las corrientes migratorias en ambas regiones, con fines de explotación y extracción de sus recursos. Son significativos los aportes de la brasilera Laura Lima (una densa y extensa cortina negra que se activa de tiempo en tiempo y que alternativamente divide o vincula el espacio); el proyecto de Allora y Calzadilla, que explora las propiedades lumínicas del sol al mediodía que divide en partes iguales la jornada, y el del cubano Carlos Martiel, que indaga, a través de performances y acciones, la industria de la extracción de perlas, principal fuente económica de la región hasta 1930.
La Bienal de Sharjah se afianza, desde hace varias ediciones –ha sido un hito la 12ª edición, curada por Eungie Joo–, como una propuesta alejada del canon, que ha conseguido trazar un mapa de interrelaciones artísticas con los países excluidos o poco representados en eventos internacionales similares. Con imaginativas propuestas curatoriales, es, sin lugar a dudas, una de las voces más novedosas y receptivas del Global South.