Leandro Katz

Henrique Faría Fine Art. New York

Por Julia P. Herzberg | julio 20, 2010

Una pequeña y exquisita exposición de fotografías de Leandro Katz de la época de los años 70 nos permite dar una mirada a este poco conocido conjunto de obras. Las impresiones en gelatina de plata de pequeño formato del artista presentan una serie de árboles, cascadas y alfabetos compuestos con imágenes de la luna. Lo que impulsa las investigaciones fotográficas de Katz es su interés en la interacción del hombre con el medio ambiente natural y su percepción del mismo. El título de la muestra, Historia natural, constituye una referencia explícita a la Naturalis Historia de Plinio el Viejo, una obra enciclopédica sobre la geografía y los fenómenos naturales.

Diagonal Falls / Caída Diagonal, 1976. Nine silver gelatin prints, 32 x 40 in (overall, unframed). Courtesy Henrique Faría Fine Art/ Nueve impresiones en gelatina de plata, 81,3 x 101,6 cm. (en total, sin marco). Cortesía Henrique Faría Fine Art.

Girando 1 (Otoño), Girando 2 (Invierno), Girando 3 (Primavera), Girando 4 (Verano), todas de 1972-73, son las obras más tem- pranas que se exhiben en Henrique Faría Fine Art. La serie presenta treinta y seis imágenes tomadas mientras el artista se mueve como girando sobre sí mismo bajo los árboles, con su cámara apuntada hacia las copas, captando imágenes fugaces de formaciones de nubes y de la luz que cambia según las diferentes estaciones. La serie Girando, junto con otras foto- grafías, produce, de hecho, una cierta desorientación espacial, resultante de la imagen apuntando radicalmente hacia arriba. Luego de Otoño e Invierno, Katz se embarcó en una serie de fotografías de lapso de tiempo de pequeñas cascadas que salía a buscar en las carreteras secundarias de Nueva York, Connecticut, Massachusetts y Pensilvania. En lugares que ya nadie recuerda, guiándose por mapas que ya no se encuentran en sus archivos, fotografió Indian Falls (10 segundos) en 1973 y La Caída (23 segundos) en 1975.

La primera serie muestra diez fotografías de la misma vista tomadas a intervalos de un segundo a lo largo de diez segundos, y las fotografías de la serie posterior fueron tomadas a intervalos de un segundo a lo largo de veintitrés segundos. Además de localizar sitios que sirvieran a sus propósitos fotográficos, el interés principal del artista se manifestaba en la secuencia de segundo a segundo, que desafía al espectador a captar los cambios casi imperceptibles en el movimiento del agua que captura cada cuadro.
 Claramente, Katz no encontraba inspiración en las majestuosas Cataratas del Niágara o de Iguazú, en la frontera entre Argentina y Brasil, ni tan siquiera en Tequendama, Colombia, que en el siglo XIX atraían a paisajistas tanto de América del Norte como del Sur. Si avanzamos la película, reconocemos las diferencias entre el encapsulamiento que hace Katz de una experiencia inmediata en un área privada y el gran proyecto de arte público de 2008 de Olafur Eliasson,. Las cascadas de la ciudad de Nueva York. En contraste con esa obra, Katz intentaba capturar, en una secuencia fotográfica, un pequeño cuerpo de agua apreciable en una escala humana, en dimensión proporcionada con su entor- no y en constante flujo, como la vida misma.

   

La propuesta serena, casi deliberadamente inexpresiva de fotografiar cascadas en una breve secuencia de tiempo, tiene un efecto hipnótico en el espectador. Algunas diferencias sutiles entre una fotografía y la que le sigue se resaltan a través del diseño de la composición sobre la cual se montan: algunas en círculos (La Caída (4 segundos en círculo), 1977); otras en secuencias escalonadas (Cascada en la Selva, 1978); otras, tales como La Caída (6 segundos en diagonal), 1977, en diagonal. [Ilustración]

Las obras más conocidas en esta selección incluyen las fotografías de la serie Alfabetos Lunares: El ojo genitivo, 1978-79; Frase #2 - Una conjetura en forma de campana y Juncos blancos atados a un manojo de brotes de mora, ambas de 1979; y tres estudios. El proyecto comenzó en 1976 con dos filmes y se prolongó hasta mediados de los ochenta con fotografías, dibujos e instalaciones. Las fotografías de esta serie muestran fases de la luna en líneas horizontales como si se tratase de frases u oraciones puntuadas por un guión y/o un punto, como en el caso de El ojo genitivo, o acompañadas de veintisiete letras, incluyendo una “ñ” del alfabeto español, como en los tres estudios. La obra se inspira en el arte precolombino, la historia, la semiótica y el cine. La estructura del lenguaje definida por un vocabulario lunar nos da la impresión de ser al mismo tiempo familiar y desconocida, y alternativamente, cercana y lejana. Katz ha logrado trasladar con éxito al presente el legado de Duchamp, que en parte toma un objeto común de uso diario, lo saca de su contexto habitual y lo transforma en algo más.

Esperamos con impaciencia la oportunidad de poder familiarizarnos más con fotografías de los archivos de Katz de los años setenta, para poder así contextualizar mejor su producción artística de esa década.