¿QUÉ SE COCINA EN BOGOTÁ? - LAS PROPUESTAS DE LOS RESIDENTES FLORA 2018

| julio 04, 2018

Por Valentina Gutiérrez Turbay.

(PARTE 1)

En el corazón de San Felipe, un barrio en proceso de gentrificación al norte de Bogotá, hay un edificio en donde trabajan, dialogan y conviven más de 20 artistas de todas partes del mundo. Cada uno tiene su taller y hace parte de las actividades del programa curricular, que incluye encuentros con curadores, teóricos, líderes de comunidades indígenas y otros participantes. La residencia Escuela Flora, fundada por el curador José Roca en el 2016, ha convertido a Bogotá en el punto de encuentro para un diverso grupo de personas interesadas en el arte. Las razones por las que la eligen son muchas, pero todos coinciden en que esta experiencia en Bogotá representa un momento importante en su carrera. A continuación, les presentamos a algunos de los residentes de este 2018:

¿QUÉ SE COCINA EN BOGOTÁ? - LAS PROPUESTAS DE LOS RESIDENTES FLORA 2018

Sarina Scheidegger

Sarina (Berna, 1985) llegó a Bogotá en febrero y ya presentó el primer resultado de la residencia en la feria de libros y fanzine “I Never Read” en Basilea, Suiza. Se trata del proyecto “Be a jirafa if you can’t be a llama”, una carpeta que contiene una serie de textos entre los que están algunos propios, unos de sus compañeras de Flora Ana Navas y Jimena Croceri, un grupo de artistas suizos y la colombiana Luisa Ungar.

El trabajo de Scheidegger tiene un fuerte componente editorial y se basa en los procesos colaborativos. Le interesa explorar el performance, acompañado de elementos textuales que funcionan como herramientas y rastros de las acciones. En Basilea también presentó “A place to be, not” donde trabajó con un grupo de performers una serie de movimientos usando pañuelos que tenían frases propias de Colombia como “Se me fue la paloma”.

Scheidegger también indaga sobre el lenguaje y sus posibilidades. Esto se ve en la pieza gráfica “Water like water”, un afiche que tiene un poema que escribió sobre el agua en el que aparecen algunos modismos bogotanos que son ambiguos en su significado. El poema tiene repetición y habla de lo que puede pasar en una ciudad extraña. “Las frases son entre palabras y menciones a cosas que la gente usa, la pregunta es ¿Cómo lo puedo usar?”, dice mientras hace un recorrido por algunas de ellas como “De una”, “Ahorita”, “A la orden”, “Paila”.

Flora ha sido un lugar ideal para ampliar su red. La constante conversación ha devenido en todos estos proyectos, y aún le quedan seis meses en los que seguirá explorando la ciudad, el idioma y nuevas colaboraciones.

 

Fredy Clavijo 

Flora no solo se destaca por su capacidad de convocatoria internacional, sino porque también es un espacio que vincula regiones periféricas de Colombia. Fredy Clavijo (Pereira, 1977) después de una destacada participación en el Salón Nacional de Artistas 44, ganó la Beca ARTBO por su propuesta en Artecámara en la edición 2017 de la feria. Clavijo considera que estar en Flora hace evidente que nunca se termina el proceso de formación: los seminarios y sesiones de crítica sirven para actualizar preguntas, que se responden con la experiencia y conocimiento de los tutores y del diálogo con los compañeros.

Desde que está en la residencia, ha podido revisar su práctica no solo repensando lo formal sino también los modos de producción. A raíz de esto, ha establecido una política de residuo cero. En sus palabras “Me estoy autoreciclando. Me interesa no solo como algo medioambiental sino también desde lo económico. Todo lo que podría considerarse residuo de una pieza, lo trabajo y así funciona como material para la siguiente”. Todos los materiales que usa son cotidianos, los encuentra en la calle o en ferreterías del barrio, esto con la intención de reconocer el lugar en el que está produciendo.

Actualmente trabaja con bidones de gasolina calados con rizomas que remiten a lo natural, es un señalamiento a la región de la Guajira donde hay una riqueza cultural muy grande y una economía informal a partir de la gasolina que se trae de Venezuela, pues no hay presencia estatal y está en crisis de agua.