ELENA AZZEDIN: "EN LA ACTUALIDAD ES NECESARIO PENSAR DESDE LO LOCAL HACIA LO GLOBAL"
En el marco de lo que fue Madrid Gallery Weekend 2018, Elena Azzedin - curadora de AADK y Directora del Programa de Residencias- y la galerista Blanca Soto presentaron la exposición Spy holl, del artista español Sergio Sotomayor. Poniendo de manifiesto que los centros de pensamiento y creación de arte contemporáneo ya no se limitan a las grandes urbes, el programa de residencias de AADK Spain se viene desarrollando hace ya cuatro años en el entorno rural de Blanca, Murcia (España). “En la actualidad es necesario pensar desde lo local hacia lo global”, explica Azzedin.
AADK Spain es una comunidad formada por artistas en el Valle de Ricote (Murcia, España) pensada desde una filosofía donde los artistas no tienen la necesidad de esperar ser seleccionados por curadores, sino que la simple movilización entre ellos hace avanzar sus propios proyectos. Idea heredada de su fundador Abraham Hurtado, explica Elena. Con el objetivo de dar a conocer esta residencia, Arte Al Día Internacional entrevistó a su Directora del Programa de Residencias, la artista y curadora Elena Azzedin.
¿En qué parte del proceso artístico hace foco la residencia?
Por un lado, nuestra pretensión es hacer hincapié en la investigación y creación contemporánea abordando las nociones de cuerpo, territorio y espacialidad. Por el otro, consideramos muy importante promover la experimentación, visibilizarían de los procesos y la expansión, tanto de los conceptos como de las disciplinas.
Cuando un artista se atreve a adentrarse en lo desconocido, encuentra apertura y libertad. Para ello, desde AADK Spain creemos que el trabajo colaborativo y la experimentación con otros artistas es fundamental en este proceso.
Las formas de expresión y los diferentes recursos, explica Azzedin, son los puntos de partida para desplazar los límites en función a las temáticas que los artistas desean trabajar. Explica que la técnica, si bien posee un valor en cuanto a la dedicación, es el manejo de la misma lo que produce arte. “Del mismo modo, algo puede ser muy expresivo e interesante sin haber un dominio del medio, como a menudo ha demostrado la historia del arte”, agrega.
¿Qué llevó a la elección de Sergio Sotomayor para esta nueva edición de la residencia?
Me encontré con la obra de Sergio Sotomayor en la Bienal Manifesta8, en 2010. Yo me encontraba allí junto con Sara Serrano en la sección de Eventos Paralelos. El trabajo de Sotomayor –como también puede ser el de Patxi Araujo, por ejemplo- me llevó a conocer la profundidad de los discursos que se pueden generar a través de herramientas asociadas al diseño o a los videojuegos, y de lo poco preparadas que están las audiencias y la crítica con respecto a estos nuevos medios.
La curadora de AADK Spain define al artista español como un “escultor contemporáneo, que en lugar producir esculturas, crea entornos virtuales que llevan a la reflexión” sobre cuestiones específicas de nuestra realidad.
Además, nos parecía que el trabajo de Sergio expandía los márgenes de lo que entendemos por “territorio” y nos confronta con la desmaterialización de los cuerpos a través de nuestra experiencia virtual, en la que ya desarrollamos gran parte de nuestra vida.
¿Qué ventajas ofrecen las residenciar con respecto al trabajo en estudio? ¿Qué valor tiene para los artistas?
La residencia es un espacio-tiempo centrado en la creación. Es quitar al artista de su contexto familiar e integrarlo en una comunidad ecléctica y de carácter temporal. Esto supone, por una parte, deshacerse de las obligaciones y distracciones de su cotidianeidad y, por otra, tener un constante intercambio de perspectivas y conocimiento acerca de su trabajo.
De esta forma, la residencia se vuelve un punto de inflexión en la carrera de los artistas. Dispuesta como un espacio de reflexión y auto-cuestionamiento, el objetivo primordial es que los residentes “asuman riesgos, experimenten y prueben nuevas líneas de investigación”, sostiene Elena. En definitiva, huirle al conformismo y a las fórmulas de producción que funcionan en el mercado.
En cuanto a la exposición de Madrid, ¿cuál es su línea temática?
En la muestra Sotomayor fusiona la tecnología y su propio imaginario para generar nuevos entornos en los que dialogan ciencia y poesía, biología y tecnología, teorías de la evolución de la consciencia y los procesos cognitivos. Asimismo, los avances en la exploración del mundo subatómico, la inteligencia artificial y la expansión hacia nuevas dimensiones como el ciberespacio o la realidad virtual son cuestiones que el artista aborda.
Sergio genera mundos que, al transitarlos, responden de forma única a cada uno. Simulaciones en tiempo real, procesos algorítmicos y juegos cognitivos nos sumergen en un viaje psiconáutico a través de dioramas, jardines secretos y arquitecturas inmersivas. Se trata de una forma onírica y sincera de reflejar una existencia convertido, en su mayoría, en simulacro.
En cuanto al proceso curatorial y la construcción de la exposición, Azzedin seleccionó una serie de fotografías de algunas de las criaturas que habitan los mundos creados por Sotomayor; de los pliegues que separan una dimensión de otra; y de elementos que las traspasan dichas dimensiones.
Las impresiones están exhibidas como grabados del siglo XXI, en blanco y negro, como casi todo su imaginario. El resultado: unas piezas muy delicadas, que además de su profundidad conceptual poseen una gran belleza.
Es desde el reconocimiento del valor que tiene este intercambio de ideas que trabajamos: primero el artista produce libremente y a partir de los lugares a donde su obra nos lleva, buscamos qué relación puede tener con otras propuestas. Por mi parte, considero la curaduría una labor apasionante donde uno busca descubrir las capas de significado que cada trabajo despliega y acentúa a partir de su dialéctica interna y externa.
Curaduría y creación se enriquecen cuando no se subordina una a la otra.