FOLCLORE POP EN CHILE: LA UNIDAD BAJO LA PIEL

Por Violeta Méndez

Casa Varas presenta la provocadora propuesta de Lincura: una nueva forma de mirar lo “exótico” y, al mismo tiempo, de mirar el espejo.

FOLCLORE POP EN CHILE: LA UNIDAD BAJO LA PIEL

En su exposición Espejos. La unidad bajo la piel, curada por Casa Varas y Judas Galería, Pablo Lincura (Concepción, 1987) desarma estereotipos y construye narrativas nuevas, actualizando imágenes folclóricas. El artista visual mapuche trabaja con la figura humana y lenguajes de la cultura pop para complejizar identidades, para cuestionar miradas, para jugar con lo transferible. La muestra materializa un nuevo discurso indígena.

 

Huaso, Muchacho indonesio, y Guerrero mapuche, son tres obras que se burlan de la mirada estereotípica. La caricatura de lo “exótico”, el constructo imaginario del otro, y la carga identitaria predeterminada caen en picada. Lincura se ríe de los modelos, de los clichés. Sus imágenes provocadoras e inesperadas sostienen la permeabilidad y la contingencia prohibidas por lo arquetípico, remueven el status quo. Como el crítico de arte Sebastián Marchant expresa, el artista pinta "figuras que han sido representadas en los medios de forma fija y cerrada, para desidentificarlos como maniobra política". 

Kömutuwe (2025), palabra que en mapudungún significa “espejo” y que da nombre a la exposición, presenta a dos hombres frente a su reflejo. Uno, presuntamente mapuche por su vestimenta, se mira directo a los ojos, "se observa en su propia identidad, en lo que se presenta ante él mismo cuando se enfrenta al espejo", explica Marchant. El otro, vestido con ropa occidental, lo observa a él. No se mira. No se busca. Prefiere poner la mirada en el otro. La escena funciona como una metáfora visual de dos modos de construir identidad: desde la introspección o desde la proyección. El sujeto mapuche se afirma en su imagen; el occidental utiliza al otro para definirse. En ese gesto se despliega una idea poderosa: la identidad no es solo lo que se es, sino también cómo –y a quién– se mira.

 

A lo largo de la muestra, se presenta un nuevo discurso. No uno que “representa” lo indígena desde afuera, ni uno que se acomoda a lo que se espera de lo mapuche. Lincura no explica ni traduce: se apropia de símbolos, los mezcla, los exagera, los desarma. Usa el humor, lo queer, la cultura pop, y desde ahí tensiona las formas en que la identidad ha sido encasillada. No hay esencia, hay juego, hay política. Lo indígena no aparece como un vestigio, sino como algo vivo, en disputa e incómodo.

Espejos. La unidad bajo la piel podrá verse hasta el 27 de julio en Casa Varas, Antonio Varas 1181, Temuco, Gulumapu (Chile).

 

*Imagen de portada: Pablo Lincura. Latina (2014). Cortesía Judas Galería.