UN RECORRIDO POR LA OBRA DE LILIANA PORTER
Les Abattoirs presenta la primera retrospectiva en Francia de Liliana Porter (nacida en Argentina en 1941 y radicada en Nueva York desde 1964). Con un centenar de obras expuestas, la exposición lleva al espectador a un viaje a través de su arte.
Reuniendo obras pasadas y recientes, Reality Play- From the 1960s to the Present Day pone en primer plano a una generación de mujeres artistas que han redefinido los límites del arte conceptual y transformado la forma poética de la instalación.
Porter explora el potencial de diversos medios, como el grabado, la pintura, la escultura, la fotografía y el vídeo, en un examen a largo plazo de nuestra percepción de la realidad y nuestras nociones de tiempo y espacio.
El grabado está en el centro de su trabajo, que ayudó a revivir en la década de 1960 como parte del colectivo New York Graphic Workshop, cofundado con Luis Camnitzer y José Guillermo Castillo en 1964. Esta técnica, redescubierta por los artistas Pop y defendida en América Central y del Sur por su dimensión política, le ha permitido contemplar con ojo crítico la idea de autoría y de trabajo colectivo, además de proporcionarle nuevas formas narrativas.
En los años setenta se interesó por la fotografía y empezó a incluir imágenes de su propio cuerpo en dibujos, sobre todo murales, haciéndose eco de las preocupaciones de las artistas de la época.
La primera mitad de la exposición narra este recorrido, al tiempo que ofrece una relectura del contexto histórico, artístico y social de la época, en relación con el compromiso de Porter y la comunidad artística a la que pertenecía.
La segunda mitad presenta sus instalaciones, incluidas dos creadas especialmente para Les Abattoirs. Estas pequeñas escenas están presentes en su obra desde hace unos veinte años y están creadas con figuritas y chucherías contemporáneas que ha encontrado en mercadillos durante sus viajes. También aparecen en sus cuadros y vídeos.
Al continuar su exploración poética de la realidad, Liliana Porter trastoca los códigos de la representación y desafía tanto el proceso creativo como el poder surrealista de la imagen.