EL TRABAJO RECIENTE DE GABRIEL OROZCO EN KURIMANZUTTO
La última exposición de Gabriel Orozco en kurimanzutto presenta dibujos, pinturas y esculturas recientes estrechamente relacionados con los lugares donde vive.
Los dibujos de Diario de Plantas, realizados en cuadernos tan pequeños que caben en la palma de la mano, registran las huellas y los bocetos de las hojas para trazar una cartografía abierta del crecimiento orgánico.
Orozco comenzó esta serie en Tokio durante la pandemia de COVID, documentando las hojas que le llamaban la atención o caían a sus pies; después, el diario viajó con él a Acapulco y Ciudad de México, donde trabajaba en el plan maestro de un gran proyecto público para renovar el céntrico Parque de Chapultepec de la ciudad. A través de las páginas de su Diario podemos vislumbrar la práctica diaria del artista, así como su interés permanente por el paisaje y el entorno natural. Los trazos e impresiones realizados con gouache, témpera, tinta y grafito sugieren una improvisación deliberada, donde las delicadas texturas y formas de cada espécimen guían su exploración de las estructuras orgánicas y el color.
Las esculturas incluidas en la exposición se realizaron en México, talladas en piedras locales como el tezontle volcánico rojo y el mármol blanco. Cada molde se realiza utilizando un compás para trazar los mismos círculos concéntricos en una cuadrícula estructural, que se dibuja en un cubo de 30 x 30 centímetros y luego se talla en cada una de sus seis caras. El diagrama geométrico permanece constante, pero los volúmenes y vacíos varían de una escultura a otra; como un alfabeto que se utiliza para contar una historia diferente cada vez, los dados surgen del mismo patrón pero nunca son iguales. Al utilizar estos dibujos para recortar una forma sólida, el artista desvela el movimiento incrustado en la materia a través de círculos, la rotación latente en el plano pero que recorre la masa de la piedra.
En sus cuadros más recientes, Orozco articula el encuentro aparentemente inverosímil de dos figuras, ambas realizadas en torno al siglo XV: El hombre de Vitruvio, dibujo de Leonardo Da Vinci realizado en un cuaderno de tinta, y la monumental escultura en piedra de Coatlicue, diosa azteca de la vida y la muerte. Caracterizada por su falda de serpientes retorcidas, pechos colgantes y un collar de corazones humanos, se cree que Coatlicue representa la dualidad, la lucha de contrarios y la encarnación de fuerzas cósmicas relacionadas con la fertilidad, la creación y la destrucción. El cuerpo expandido de la Coatlicue coincide con las proporciones idealizadas occidentales del cuerpo humano representado en el Hombre de Vitruvio de Leonardo.
Exposición de Gabriel Orozco.
Hasta el 23 de marzo de 2024.
kurimanzutto. Gob. Rafael Rebollar 94, col. San Miguel Chapultepec 11850, Ciudad de México, México.