EN MEMORIA DE ALBERTO BOREA EN ISABEL HURLEY
La galería malagueña Isabel Hurley dedica una exposición con carácter de homenaje a Alberto Borea (Lima, Perú, 1971- ibidem, 2020). El negro estuvo aquí (2008-2013) recorre su último lustro de producción a través de una selección de obras representativas y que formaron parte de las individuales Ruinas y ciudades, Mountains of America y Turista El Dorado, todas ellas muestras que el peruano realizó en esta misma galería, además de las propuestas realizadas para ser expuestas en Volta NY 2011 y ARCO 2013.
Subyace en la idea expositiva su presencia permanente en el que fue uno de sus espacios preferentes. Fue en esta galería donde expuso por primera vez en España y se convirtió en un habitual de la misma. Dentro de ese reconocimiento expresado, también asoma la colaboración entre galerista y artista, que mostraron su empatía para consolidar ambos proyectos, el personal y el profesional.
El motivo de recuerdo y la estructura antológica de su última etapa recorren toda la exposición, desde el propio título, que nos lleva a lo locativo, pero que también alude al apelativo con el que los familiares de Borea llamaban al artista. Sin embargo, ese “negro” va más allá, y representa una parte personal y otra política, ambas fundamentales en su producción. Ahí radica la esencia del vídeo Mountains of América (Negro) (2010), una pieza que registra la intervención sobre un paisaje nevado de Vermont (EEUU) y que resulta en la materialización de la palabra ejecutada con el pie.
La obra de Borea se caracteriza por el uso de medios y materiales diversos que representan su apertura y curiosidad para el empleo de las mismas en su propuesta, otorgando una vital importancia tanto al lenguaje, como a la técnica y el proceso. Los objetos se transforman en un punto de partida, y a través de ellos formaliza su investigación sobre lo formal, sin olvidar cierto análisis semiótico encuadrado en un marco social, económico y de producción.
Así, lo cotidiano se transforma en imaginario popular, casi icónico, aproximándose (o mimetizándose) con las cuestiones propias tanto de la industria como de las aristas comunicativas y contextuales que desprenden. Existen piezas, como Huaco (2013), en la que lo opuesto dialoga, sea esta contrariedad fruto del lugar, de lo exógeno o del tiempo, mientras que otras, como Autopistas (2008), proponen una análisis de conciencia entre el progreso y su precio y apuntan a establecer un necesario debate crítico sobre la necesidad de preservar el origen y la tradición dentro de la vorágine urbana y de hegemonía global.
En esa misma línea, también plantea una visión detallada de los fenómenos de la emigración e identidad desde su experiencia. Sobre estos elementos desarrolló una cartografía personal, visible en algunas de sus series, pero también sirvieron de punto de conjunción para usar otros conceptos como parte de esa narrativa crítica que lleva a la arquitectura o a las tendencias económicas, urbanas y de gentrificación a ser parte intrínseca de la discusión. Real State I y Real State II (2010) serían muestra de ese cambio visible.
Alberto Borea se sirve de un lenguaje propio que mezcla lo internacional con sus raíces culturales, lo primigenio y lo contemporáneo, que puede desembocar en cierta complejidad. Lo es así por sus visiones, múltiples lecturas y derivadas de sus conceptos, así como por todo lo expuesto en cuanto a técnicas e instrumentalización del objeto, de la creación o del imaginario.
El negro estuvo aquí (2008-2013) puede verse hasta el 20 de diciembre en la galería Isabel Hurley, Reding, 39, Málaga (España).