EL NUDO VERTICAL DE JORGE EDUARDO EIELSON

La exposición El nudo vertical, en Es Baluard Museo de Arte Moderno y Contemporáneo, está dedicada al artista Jorge Eduardo Eielson y brinda la oportunidad de examinar su producción artística desde finales de los años cincuenta hasta sus últimos trabajos realizados.

EL NUDO VERTICAL DE JORGE EDUARDO EIELSON

Esta exhibición, de carácter retrospectivo e inédito en Europa, explora la relación que el artista mantuvo con la literatura, sobre todo la poesía, y con la plástica. Un diálogo fructífero en el que confluye la reflexión que lleva a cabo en torno al lenguaje. Lenguaje entendido como estructura en la que el símbolo apunta, por igual, a un principio y a un final, lenguaje que responde a códigos gráficos y visuales que apelan a la razón y a la intuición.

Más conocido en América Latina por su labor como poeta, perteneciente a la llamada Generación del 50 –junto a exponentes de la literatura peruana tan renombrados como la poeta Blanca Varela, o los escritores Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy o Julio Ramón Ribeyro–, Jorge Eduardo Eielson desarrolló desde el autoexilio europeo un complejo y siempre cambiante cuerpo de obra en el que inició un diálogo inédito con aspectos de la cultura precolombina peruana, teniendo como elemento clave los quipus andinos. Los quipus eran sistemas de cuerdas anudadas utilizadas, desde hace más de mil años, en el registro de información contable y/o narrativa en los Andes. Esta forma de escritura sin palabras ni papel combinaba la experiencia táctil y visual para codificar y decodificar significados.

Sus primeros trabajos plásticos parten de una reflexión en torno al paisaje, entendido como interfaz en la que abrir grietas para entender formas de pensamiento. Poco a poco lleva a cabo una labor de simplificación y síntesis en la que el quipu adquiere presencia autónoma en diálogo con el color. El nudo se usaba como fórmula de representación universal, y sobre ellos recaen, a modo de metáfora, las complejidades que caracterizaban al conjunto de la sociedad.

A medida que se acerca a la década de los setenta, sus investigaciones lo llevan a pensar el espacio y cómo algunos elementos pueden habitarlo a partir de una serie de tensiones que apuntan a un fuera de campo.

A lo largo de toda su carrera, durante la cual vivió mayormente en Italia, mantuvo un diálogo entre la cultura precolombina y la mitología mediterránea. A través de este vínculo entre ambas culturas, el artista busca el lugar universal que une a todos los seres humanos, y apunta a lo astral o a lo espacial como lugares en los que el ser, no solo humano, debe entender y conocer.

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