MADALENA SANTOS REINBOLT EN EL MASP: UNA CABEZA LLENA DE PLANETAS
La exhibición Madalena Santos Reinbolt: una cabeza llena de planetas es la primera exposición individual de la artista brasilera en el Museo de Arte de São Paulo.
Madalena Santos Reinbolt: una cabeza llena de planetas reúne 44 obras, entre pinturas y tapices, y se acompaña de una publicación editorial dirigida íntegramente a la artista, con imágenes y ensayos inéditos.
Aunque también trabajó en pintura, la artista es reconocida por sus complejos bordados construidos con cientos de hilos de colores vibrantes, los llamados “marcos de lana”. En ellos, Reinbolt representó la vida cotidiana en el campo y en la ciudad, llena de personajes negros: reuniones, fiestas, celebraciones, religiosidades, comidas colectivas.
La exposición individual forma parte del programa bienal del MASP dedicado a las Historias Brasileñas (2021-22), con motivo del bicentenario de la independencia de Brasil, en 2022. Este año, el programa también incluye exposiciones individuales de Judith Lauand y Cinthia Marcelle.
A pesar de su rica y única producción, Santos Reinbolt produjo fuera de los circuitos tradicionales del arte de su tiempo, y solo en los últimos años su trabajo ha comenzado a atraer más atención. Aún hoy, existe un gran silencio en los museos y espacios de arte sobre el carácter pionero de su producción, algo que la muestra del MASP espera disminuir, estableciendo un debate en torno a su historia y contribución al arte brasileño.
Santos Reinbolt creció en una pequeña finca con su familia, donde tuvo sus primeros contactos con el bordado, el tejido, la cerámica y la pintura en la infancia. En 1949, al inicio de su vida adulta, Santos Reinbolt llegó a Petrópolis, donde trabajó en la hacienda Samambaia, residencia de la arquitecta Lota Macedo Soares (1910-1967) y su pareja, la escritora estadounidense Elizabeth Bishop (1911-1979).
Aunque vinculada desde muy temprana edad al ejercicio creativo, recién a partir de la década de 1950 la artista comienza a dedicarse a la producción pictórica, trazando figuras sintéticas con pinceladas expresivas y utilizando soportes frágiles, como el papel o la paja, indicando la importancia de la materialidad en su producción.
A fines de la década de 1960, Santos Reinbolt comenzó a producir sus singulares y pioneros “cuadros de lana”, elaborados con 154 agujas, en diferentes colores, como una paleta de tinta, que el artista imprimía sobre arpillera o tela. La aguja, en su práctica, se convierte así en una extensión de la mano, como el pincel en la pintura.